Buenos Aires, 28 de agosto.(caraycecaonline) Adelantando el espíritu de la primavera, los últimos fuegos del invierno alumbran cada vez más las turbulencias de la campaña electoral rumbo al 10 diciembre. Tucumán parece anticipar escenarios más escabrosos. Mientras el gobierno kirchnerista busca cubrir su retirada al amparo de jueces y funcionarios serviles, la economía ingresa en una etapa de alarmante similitud con las mayores crisis de nuestra historia. En un equívoco homenaje al lider chino Mao Tsé Tung, y como gustaba repetír el extinto Néstor K, el oficialismo espera «que florezcan mil flores», aunque tengan el rancio perfume de la desgracia, para todos y todas.
Todavía humeantes las urnas quemadas en los distritos de Lules, Monteros, La Cocha y Cruz Alta, en los comicios para gobernador de Tucumán, el candidato kirchnerista Juan Manzur se adjudicó la victoria sobre el radical José Cano. Pero los primeros datos del escrutinio definitivo, comienzan a dar cuenta de una sostenida ventaja del candidato opositor, que podría dar otro duro golpe al Gobierno nacional. Es una provincia clave y explicarían las graves irregularidades. Junto a las 42 urnas quemadas, se suman el robo de boletas y la aparición de bolsas en basurales cercanos a la ciudad capital.
El presidente de la Junta Electoral, Juan Gandur, a la vez titular de la Corte Suprema provincial, fue «la frutilla del postre» la negar que haya habido fraude ni mala intención del gobernador José Alperovich y su esposa, la senadora Beatriz Rojkés.
Sin duda, tanto para el candidato náutico, Daniel Scioli, como para la presidenta CFK, una victoria contundente en Tucumán hubiera sido un resultado clave tras los reveses en la ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza. El triunfo significaría al kirchnerismo afirmar el dominio sobre las provincias del norte, que iniciaron el ciclo electivo con la consagración de Juan Manuel Urtubey en Salta. Si el resultado es adverso, y ante el último test en Chaco, el 20 de septiembre, se afirmaría la tendencia negativa para revertir los malos desempeños que encendieron luces de alerta, especialmente en la decisiva provinca de Buenos Aires. Allí María Eugenia Vidal, del PRO, la candidata más votada en las PASO. De allí la inusual presión para que Mauricio Macri reconozca el hasta ahora incierto triunfo de Manzur, pero más aún, para justificar los desaguisados que signaron la elección tucumana como una antesala siniestra de las generales del 25 de octubre. Si se admiten estas maniobras, queda el campo expedito para convalidar cualquier trampa en busca de conservar el poder, como parece ser el objetivo único del kirchnerismo. El silencio cubre a sus principales espadas parlamentarias; la soledad inunda al gobernador bonaerense y la reciente abuela, sólo oyen sus defensas en las «anibaladas» matinales.Eso paraece explicarlo todo. Pero hay más.
Los avances en las causas judiciales vinculadas a la muerte de Alberto Nisman, con un claro sesgo dilatorio para su esclarecimiento en base a la investigación de datos financieros que involucran a la familia del fiscal, se conjugan con las denuncias del titular de la Agencia Federal de Inteligencia, Oscar Parrilli, contra el ex espía Antonio «Jaime» Stiuso, donde se involucra a la embajada de EE.UU y a jueces federales, que impedirían su presentación en los tribunales del país. Lo cierto es que Stiuso es uno de los más antigüos socios del gobierno, y aliado propiciatorio en la ocasión. La magnitud del escándalo busca disimular las causas y cuentas pendientes de Amado Boudou, Ricardo Jaime , la «morsa» Fernández y la familia presidencial, entre otras, por enriquecimiento ilicito, lavado de dinero y tráfico de drogas.
Todavía está fresca la sangre de Ariel Velázquez, el militante de la UCR asesinado en Jujuy. Las marchas siguen en Tucumán, contra un gobierno acorralado que enfrenta el peor pronóstico. El gérmen de unidad de los candidatos opositores parece ahora más firme, como consecuencia del hastío de la sociedad ante un horizonte donde galopan la inflación, el conflicto con el campo, la caída industrial con recesión, estancamiento y desocupación, y un frente externo adverso a partir de la devaluación china, la crisis brasileña y el encrespamiento regional.
El futuro convalida la frase de Mao: «floreceran mil flores». Pero el perfume será rancio.(www.caraycecaonline.com.ar)