Política

El feudo amenazado

A ella la desvela Santa Cruz porque desde ese confín patagónico piensa proteger su liderazgo y fiscalizar a su sucesor. Sea del kirchnerismo o de la oposición.

Buenos Aires, 18 de octubre.(caraycecaonline9 Cristina Fernández arrea en campaña por Santa Cruz a Daniel Scioli. Estuvo el viernes junto a él en su provincia natal por tercera semana consecutiva para apuntalar a su cuñada, Alicia Kirchner, candidata a gobernadora, y a su hijo, Máximo, aspirante al Congreso Nacional. El candidato K se desdobla como puede aunque los votos que necesita para eludir el balotaje difícilmente provengan de un distrito de escuálido peso electoral. Representa el 0,74% del padrón, apenas por encima de Tierra del Fuego.

Scioli no tiene otro remedio que obedecer: la Presidenta sigue conservando el poder y la centralidad política. A ella la desvela Santa Cruz porque desde ese confín patagónico piensa proteger su liderazgo y fiscalizar a su sucesor. Sea del kirchnerismo o de la oposición. La tarea se vería dificultada con una derrota electoral de la familia. Ese feudo constituye el gran teatro de los Kirchner, asimilable, tal vez, al que el italiano Ettore Scola supo retratar en su recordada película “La famiglia”.

Néstor Kirchner inició en los 90 en Santa Cruz una hegemonía política que se sostuvo hasta su muerte. Cuando empezaron algunas señas de resquebrajamiento –luego de la llegada de Daniel Peralta a la gobernación– Cristina animó a su hijo (suo figlio) a lanzarse a la política. Máximo había tenido siempre con esa obsesión de vida de sus padres un vínculo traumático. Pero no habría podido eludir la responsabilidad por una razón: tras la muerte del ex presidente se hizo cargo de la administración de prácticamente todos los grandes negocios familiares. Esos negocios poseen raíces directas o indirectas con el poder provincial y nacional. De allí la necesidad de conservarlos. Por esas tierras circulan además los caudales e influencias de sus socios y parientes connotados. Cristóbal López, Lázaro Báez, Rudy Ulloa y Osvaldo Sanfelice. También Romina Mercado, sobrina (nipote) de Cristina e hija de su cuñada Alicia (sua cognata), y Rocío García, su nuera (sua nuora).

La supervivencia kirchnerista en la tierra donde alumbró podría constituir una réplica de Cristina para aquellos que desde el pejotismo auguran un fin de ciclo y el posible retorno del viejo peronismo. Será la puja en ciernes en caso que se imponga Scioli.

El imperio santacruceño, por primera vez, parece amenazado. Las peleas entre el gobernador y Máximo afectaron hondamente la gestión. El modelo del Estado rentístico-distributivo entró en crisis. La expresión elocuente de ese cuadro son las permanentes protestas sindicales, sobre todo de empleados estatales. La oposición supo tejer en Santa Cruz una alianza que repitió, con éxito diverso, en otras provincias pero que no articuló a nivel nacional. El macrismo, los radicales y el massismo en un solo espacio. Intentando sacarle provecho al ardid kirchnerista cuando logró imponer, mediante una convalidación de la Justicia, la Ley de Lemas. Pensó de esa manera dirimir la dura interna entre Alicia y Peralta aunque cosechar entre ambos los votos suficientes para dejar atrás al diputado radical Eduardo Costa.

El kirchnerismo no calculó, sin embargo, que una astilla del mismo palo podría provocarle algún dolor. Osvaldo Pérez, ex intendente de Pico Truncado, se alineó con Sergio Massa y se presenta con doble postulación: para legislador al Parlasur por la amplia alianza opositora y para gobernador con el lema massista. Pérez es de origen peronista. Se sigue reivindicando como tal. Exprime el libreto de Massa relacionado con el 82% móvil para los jubilados, la inseguridad y el narcotráfico. Peralta le tendió una mano involuntaria cuando en las últimas horas alertó que Santa Cruz estaría también en el ojo de la tormenta del “narcocrimen”.

La prédica de Pérez estaría surtiendo efecto y las últimas encuestas registran un traspaso del voto peronista de Peralta al candidato massista. Esa fuga pondría en riesgo la victoria de Alicia. Y terminaría dejando a la intemperie a Cristina, precisamente en el lugar que eligió para su vuelta al llano. La amenaza tendría, quizás, un sabor amargo adicional para el kichnerismo. Pérez, “El Colo”, es discípulo de Sergio Acevedo. El abogado que fue primer secretario de la ex SIDE con Kirchner. Que renunció luego a la gobernación de Santa Cruz disconforme con los oscuros manejos económicos de la obra pública que realizaba en la provincia Julio De Vido. Aquel dirigente es hoy un plácido abogado en Pico Truncado.

Santa Cruz no representaría un problema para Scioli. Al contrario, su hipotético triunfo y la caída kirchnerista podría brindarle una holgura política de la que ahora carece en el conglomerado oficial. Esa dificultad, entre varias, estaría esterilizando sus chances de crecimiento para apagar definitivamente las sombras de Macri y de Massa. El gobernador no muestra margen para abordar las cuestiones básicas a las cuales atiende la sociedad. Por ejemplo, cómo hará para salir del embrollo económico y de qué forma enfrentará la incursión del narcotráfico en el país. Su paso por un foro empresario en Mar del Plata estuvo signado de hibridez. Sólo se animó a garantizar que repondrá un clima de negocios en el país. ¿No era que ese clima ya existía?, como tantas veces dijo para no contradecir a la Presidenta. Disparó, por otra parte, que el narcotráfico se habría instalado en Rosario porque fue combatido en Buenos Aires. Un vistazo rápido sólo por el cordón bonaerense derrumbaría tal audacia.

Scioli sigue aferrado a planes defensivos para que las tensiones no estallen en su fuerza. Con la promesa de que Silvina Batakis será la próxima ministra de Economía pareció pretender cerrar la brecha entre sus asesores que promueven un acuerdo con los fondos buitre para oxigenar la economía y la renuencia de los K. Batakis le garantiza que no habrá polémicas, al menos, hasta después del domingo 25.

También decidió cerrar trato precario con Aníbal Fernández. El jefe de Gabinete lo ayuda muy poco al candidato para crecer en la Provincia. Pero con lo que tendría hasta ahora le alcanzaría para convertirse en sucesor. Salvo que María Eugenia Vidal, la candidata del PRO, provoque una oleada electoral. Y Macri consiga repuntar fuerte en el Conurbano. Aníbal está a resguardo de un balotaje, simplemente porque en Buenos Aires no existe. Scioli y el jefe de Gabinete convinieron un trabajo conjunto la última semana para cerrar filas con los intendentes. El gobernador le prometió un ministerio a Fernando Espinoza, el cacique de La Matanza. El candidato K requiere los votos de esa región para arrimarse a la frontera del 40%. La cosecha sería más complicada en el interior bonaerense donde, como sucedió en las PASO, continúa prevaleciendo el voto opositor. En especial en las grandes ciudades.

Fuera de Buenos Aires, la recolección tampoco resultaría sencilla. Scioli habría registrado un pequeño descenso en el NOA-NEA donde en agosto realizó una masiva votación. Las secuelas de la escandalosa elección, más allá del triunfo de Juan Manzur, no quedaron al parecer encerradas en Tucumán. Hubo una onda expansiva.

Los obstáculos de Scioli serían tantos que habría resuelto dar un golpe de timón. Hasta hace pocos días seguía teniendo a Macri en el eje de su mira. Ese plan habría dejado de servirle por una doble razón: su estancamiento y el peligro de que el candidato del PRO pueda ser depositario, al final, del llamado “voto útil”. Tal combinación podría colocarlo irremediablemente en el balotaje. Su viraje coincidió con otra novedad de la campaña. La pelea encendida de Macri y Massa por el segundo lugar. Entre ellos se vienen sacando chispas. El mejor certificado de Scioli, a lo mejor, para que ninguno de los dos despegue demasiado.

El líder del PRO se lamenta por la tenacidad de Massa. Por su resistencia. Habían hablado que después de la primera semana de octubre bajarían los decibeles. Pero el candidato del Frente Renovador aduce que ese acuerdo habría mantenido valor si él hubiera quedado relegado. Se siente con posibilidades serias de desplazar a Macri. Aunque la sensación sea aún más fuerte que los números concretos de la mayoría de las encuestas. En todo caso, la responsabilidad por el desencuentro podría achacarse a Macri que no logró salir de su planicie tras las PASO.

Habría otro costado indescifrable en el andar del candidato del PRO. Se ha detenido demasiado tiempo en Massa pese a que su verdadero adversario es Scioli. Después de las críticas que le disparó al gobernador por las inundaciones bonaerenses disminuyó el tono y prefirió otro destino para sus críticas: el de Aníbal. Quizás el mal trago que atravesó con el affaire de Fernando Niembro, destapado y bien manipulado por el kirchnerismo, lo habría amilanado.

A una semana de la votación ninguno de los pronósticos parece cumplirse. No se avizora candidato que logre recortarse ni se atisba la polarización. Aunque los expertos sostienen que habría que prestar atención a los últimos tres días. Y detectar los posibles deslizamientos en distritos de volumen electoral significativo, que podrían hacer variar los guarismos actuales.

Resulta difícil explicar que frente a una elección crucial los candidatos exhiban tanta palidez y la sociedad bascule entre la indiferencia y la incertidumbre. Reflejo, a lo mejor, del estado indigente en que se encuentra la política. (www.caraycecaonline.com.ar)
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