Las acerías de la región, reunidas esta semana en Buenos Aires, acusaron de “competencia desleal” a los productos del gigante asiático. En ese marco, el grupo Techint pidió medidas locales.
Buenos Aires, 15 de noviembre.(caraycecaonline) China representa una seria amenaza para la industria siderúrgica de la región, con sus exportaciones de acero subsidiado a precios con los que los productores locales hoy no tienen forma de competir. Pero, además, China es una especie de cuco ideal: su economía –la segunda del mundo, detrás de EE.UU.– es tan enorme que cualquier exportación, por mínima que les resulte a ellos, alcanza para inundar los mercados de toda la región. Como además sigue sin ser considerada una economía de mercado por la Organización Mundial de Comercio –a pesar de que la Argentina y otros países le otorgaron ese estatus en 2004– sus exportaciones pueden seguir siendo objetadas a través de la comparación con productos similares hechos en otros países.
Un trabajo de la Asociación Latinoamericana del Acero (ALACERO) asegura que mientras en el mundo la producción de acero se contrajo 1,7%, China incrementó su producción y hoy exporta 100 millones de toneladas al año, “en muchas ocasiones, en condiciones de comercio desleal”. Para tener idea de la proporción, el consumo de acero en la Argentina es de cinco millones de toneladas por año. Un 13% de esos cinco millones ya corresponde a acero chino.
Son nueve las asociaciones internacionales de fabricantes de acero que se unieron para bloquear el reclamo de China ante la OMC para ser considerada una economía de mercado. Está desde la ALACERO, donde talla con fuerza el grupo local Techint, hasta acerías de Europa (Eurofer) y de EE.UU.
En esas condiciones, además, China puede resultar un adversario incuestionable y, además, muy oportuno para presentar un plan de política industrial y económica para la Argentina. Es lo que ocurrió el martes durante la inauguración del Congreso Alacero-56, que se desarrolló en Puerto Madero.
Daniel Novegil, CEO de Ternium (a cargo de todas las acerías del grupo Techint) abrió el encuentro refiriéndose a la situación de la industria siderúrgica en América Latina, la cual retrocede 3,5% en lo que va del año, con paradas de altos hornos en México, Brasil y también en Ramallo (el Alto Horno 1 de Siderar).
A continuación, Novegil tomó un caso en particular para ilustrar sobre la necesidad de una reindustrialización: la Argentina. Y planteó la necesidad de aplicar una serie de medidas que no son un plan económico, pero se parecen bastante. Algunas de las sugerencias de Novegil fueron: Aplicación del sistema de ajuste por inflación.
Capitalización de las utilidades reinvertidas.
Régimen de amortización acelerada.
Crédito en condiciones competitivas.
Reducción de los impuestos distorsivos para la actividad productiva.
Recupero del IVA y Reintegros de Exportación en tiempo y forma Reducción / eliminación de retenciones a productos industriales.
Ampliación del acceso de empresas a los beneficios impositivos para educación.
Esa férrea defensa de la industria local y regional no evita, sin embargo, los lógicos chisporroteos entre las acerías locales y sus clientes, tan industrialistas como ellos. “Hay materias primas como el acero, plásticos y aluminio cuyo precio en la Argentina supera los precios internacionales”, dijo esta misma semana Raul Amil, titular de la Asociación de Fabricantes de Autocomponentes (AFAC).
El reclamo para activar los mecanismos antidumping de la OMC al acero chino está planteado. Pero, mientras tanto, las importaciones siguen pasando por la Aduana. ¿Cómo piensan seguir compitiendo las acerías locales? “Tenemos, hacia dentro de nuestras compañías, la necesidad de ser más competitivos”, dijo Martín Berardi, director general de Ternium Siderar, la división de Techint que se encarga de producir aceros planos en la Argentina. La parada técnica de un alto horno en Ramallo es para alargar su vida útil, aclara. Y vuelve sobre China: “Pero ahora debemos trabajar mucho, hacia afuera”.