La alegría no pide permiso. Ya está aquí, jugando con nuestros jóvenes y veteranos, nuestros hijos, nietos, padres, madres, con la memoria de quienes mantuvieron la dignidad, el respeto y la esperanza de la Patria renacida. Vamos con ellos al encuentro de una nueva historia, que nace del amor por la verdad y la justicia, por el compromiso y la libertad. (por Jorge Avila)
Buenos Aires, 5 de diciembre.(caraycecaonline) Los últimos días del kirchnerismo en el poder, parecen eternos para una sociedad hastiada de tanta soberbia, hipocresía y abuso en el poder. La despedida de Cristina y sus huestes de chupamedias exhaustas, debía recorrer esta patética escenografía decadente, de miserias cotidianas con medidas que buscan condicionar al nuevo gobierno y acciones irritativas en busca de respuestas violentas, que los argentinos ya hemos rechazado en las urnas.
Como los caracoles, que llevan su hábitat consigo, dejando la plateada estela de sus babas en el traslado, los kirchneristas pretenden conservar las formas del poder y sus atributos, más allá de la clara derrota electoral sufrida, con ballottage incluído. Amenazan al autor del bastón de mando que usará Macri durante la próxima gestión, condicionan su entrega junto la banda presidencial negando el Salón Blanco de la casa de gobierno, como es tradicional, proponiendo el Congreso, como si se tratara de un trámite meramente legislativo, convocan a manifestaciones militantes de inciertos propósitos con el fin de generar incertidumbre en una ceremonia que debe ser la fiesta de la democracia recuperada. Sólo el pueblo puede demostrar con un pronunciamiento claro, quien impone el nuevo orden, sin aceptar condicionamientos ni intrigas.
Debe ser la gente, nosotros, los que durante doce años debimos soportar la insidiosa ambición, los nefastos ardides y las brutales formas de esta banda de quebrados, mercenarios y chantajistas encaramados al poder, quienes debemos movilizarnos para garantizar que se respete en todas sus formas la voluntad popular expresada en los votos. Hay que ocupar las plazas, llenar las calles, manifestarse en todos los ámbitos para que «la señora», como la llama dulcemente un ex escritor que supo ser el Aníbal F. de menemismo y ahora se enreda en sus letras y memoria vacilante, abandone de una vez por todas la guarida, y ya sin guardaespaldas ni amanuenses, corra nuevamente al Sur, junto a los hijos y entenados que la esperan para amparar una vergüenza sin fin, mientras espera el juicio, no sólo de la historia, sino de quienes vivimos este tiempo de oprobio.
La alegría no pide permiso. Ya está aquí, jugando con nuestros jóvenes y veteranos, nuestros hijos, nietos, padres, madres, con la memoria de quienes mantuvieron la dignidad, el respeto y la esperanza de la Patria renacida. Vamos con ellos al encuentro de una nueva historia, que nace del amor por la verdad y la justicia, por el compromiso y la libertad. No va a ser fácil, todos sabemos las trampas y el rencor que violentaron la convivencia nacional en estos años. Pero el esfuerzo vale la pena. Nadie nos devolverá el tiempo perdido, pero por eso mismo, no hablemos durante doce años de los que pasaron. Fuera sombras agoreras, que el sol brille cada día, con paz, sangre nueva y coraje, en el proyecto que alumbra este diciembre de todos quienes trabajamos para tener un futuro sin mácula ni estragos.(www.caraycecaonline.com.ar)