Carrillo fue nombrado por el entonces coronel Perón al asumir su primera presidencia y su enorme gestión sanitaria lo incorporó a la historia de nuestra Patria. Murió pobre y exiliado a los 50 años.
Buenos Aires, 7 de marzo. Este gran hombre nació en Santiago del Estero el 7 de marzo de 1906 fue el primer Ministro de Salud Pública que tuvo la Argentina y mentor y ejecutor del Plan Sanitario mejor diseñado y ejecutado en el país.
En 1929 se recibe de médico con Medalla de Oro.
Recibe una para perfeccionarse en Europa y allí trabaja e investiga junto a los más destacados especialistas del mundo, entre ellos Cornelius Ariens Kappers.
Regresa a Buenos Aires en plena “Década Infame” de los años ‘30, donde puede vivenciar el sistemático saqueo y destrucción que sufría nuestra Patria, sometida a la corrupción, el negociado, la enajenación del patrimonio nacional y el empobrecimiento de una gran mayoría de la población.. Adhiere entonces al pensamiento nacional que toma auge en aquella época. Complementa su educación científica con ideas políticas y formación cultural. Se vincula con hombres como Homero Manzi, claro representante de nuestra cultura y de las nuevas ideas, y la escuela neurobiológica argentina activa en el Hospicio de la Mercedes y el Hospital de Alienadas, luego hospitales Borda y Moyano.
En 1939 se hace cargo del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Militar Central. Y empieza a conocer con mayor profundidad la realidad sanitaria del país, principalmente a través de las historias clínicas de los aspirantes al servicio militar, provenientes de todo nuestro territorio nacional.. Entonces comprobó la prevalencia de enfermedades vinculadas con la pobreza. Constata luego que la Argentina sólo contaba con el 45% de las camas necesarias, además estar distribuidas de manera desigual, con regiones carecían de camas.
En 1942, con sólo 36 años, gana por concurso la titularidad de la cátedra de Neurocirugía de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires. Brillante era su carrera en el mundo científico y académico. Sin embargo, los sucesos históricos harían cambiar radicalmente el destino de su vida y de sus pasiones. Son precisamente estos hechos los que harían que la figura de Carrillo tome dimensiones trascendentes.
En Ramón 1943 triunfa una revolución de militares que derrocar el régimen de Castillo y asume un gobierno militar. En este contexto conoce en el Hospital Militar al coronel Juan Domingo Perón,cuando fue llevado de su prisión en la isla Martín García. Después de numerosas conversaciones, Perón lo convence de colaborar en la planificación de la política sanitaria nacional..
Cuando Perón inició su primera Presidencia, Carrillo emprende una verdadera revolución sanitaria. Llevó de 66.300 en 1946 a 132.000 en 1954 las camas hospitarias y gestó los grandes policlínicos que aún subsisten en nuestro país. En dos años, erradicó el paludismo, una enfermedad endémicas. Hizo desaparecer prácticamente la sífilis y las enfermedades venéreas. Disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de 130 por 100.000 a 36 por 100.000. Terminó con las epidemias de tifus y la brucelosis. Y redujo drásticamente el índice de mortalidad infantil del 90 por mil a 56 por mil.
Todo esto, dando prioritaria importancia al desarrollo de la medicina preventiva, a la organización hospitalaria, a conceptos como la “centralización normativa y descentralización ejecutiva”.
Sin embargo el legado más importante que dejó Carrillo fueron las ideas, principios y fundamentos que acompañaron este accionar.
“Los problemas de la Medicina como rama del Estado, no pueden ser resueltas si la política sanitaria no está respaldada por una política social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría.”
“Las conquistas científicas sobre la salud, sirven sólo son accesibles al pueblo.”
Murió a los cincuenta años, pobre, enfermo y exiliado, recibiendo por correo aportes de su amigo Salomón Chichilnisky tal como San Martín lo hacía de su amigo Aguado, en Belem do Pará, ciudad del Norte del Brasil, el 20 de diciembre de 1956. Quizás pensando, como lo hizo el gran libertador Simón Bolívar, que había arado en el mar …”
Quizás una de sus frases más celebres nos indique que aún su obra está inconclusa… “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas.”.(www.caraycecaonline.com.ar)
Fuente: Revista Electroneurobiología del hospital Borda