Editoriales Panorama político

El empleo del tiempo

Macri con trabajadores de Cresta Roja

El massimo, amparado en una revisión de la política de beneficios hacia las pequeñas y medianas empresas, querían imponer al Gobierno un costo económico en el corto plazo que, según Alfonso Prat-Gay y Francisco Cabrera, comprometía los planes inmediatos en diversas áreas.(por Jorge Avila)

Buenos Aires, 21 de mayo.(caraycecaonline) La banalización del debate sobre las situación del trabajo en nuestro país, ha implicado un desafortunado empleo del tiempo, que debería haberse canalizado hacia iniciativas que dignifiquen a la ciudadanía, reconozcan el valor del trabajo y alejen definitivamente la prácticas clienterales y demagógicas que brillaron con los gobiernos del kirchnerismo. Pero, con los degradantes niveles de canibalización  opositora, Sergio Massa y sus huestes ,que quiere transformar el peronismo en un accidente del sistema, con José Luis Gioja y Daniel Scioli al frente, convirtieron la trama en un sainete, todavía inconcluso. Cumplido el trámite y la aprobación parlamentaria, la ley de emergencia ocupacional fue vetada y dejó  abiertas las expectativas sobre el futuro.

Las fintas y los amagos que precedieron a la sesión legislativa  marcan un punto de inflexión sobre los balances provisorios que  oficialismo y oposición vienen realizando desde el derrumbe kirchnerista. Para los renovadores de Sergio Massa la ocasión parecía propicia para establecerse como el fiel de la balanza, garantes del destino parlamentario de iniciativas que para el Gobierno resultan claves. Aunque el massismo no es un ejemplo de fidelidad. Amparados en una revisión de la política de beneficios hacia las pequeñas y medianas empresas, querían imponer al Gobierno un costo económico en el corto plazo que, según Alfonso Prat-Gay y Francisco Cabrera, comprometía los planes inmediatos en diversas áreas. Ya se había superado la etapa de revisión estructural, asumida por Jorge Triaca ante los legisladores, donde quedó claro que la alegada ola de despidos y el impacto en la desocupación, eran meros cuestionamientos políticos coyunturales.
El análisis del presidente Mauricio Macri sobre la cuestión, fue invariable desde el comienzo del debate, y culminó con el veto del Ejecutivo, anunciado en la empresa avícola «Cresta Roja», quebrada durante el kirchnerismo y que volvió a la producción el mes pasado. Sin embargo, todo indica que la oposición, aglutinada en un esforzado ejercicio por capitalizar las crecientes demandas  de políticas sociales al Gobierno, recurrirá al mecanismo de insistencia en el Congreso, como lo anticipó José Luis Gioja, titular del PJ. El mismo que siendo senador  en el menemismo, creo el «voto peinada», con el amago de voto positivo, y posterior caricia capilar, para confundir los recuentos en la sanción de leyes complejas. El sanjuanino pretende ser  la mejor opción para encabezar el dilatado arco opositor. A él se suman los sindicalistas Pablo Micheli y Hugo Yasky, quienes usufructúan por partes iguales el sello de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), algo devaluada tras el romance que tuvieran con el kirchnerismo, a partir de la llegada al poder de los santacruceñ.
Más cautos,  Hugo Moyano y Antonio Caló, parecen haber encontrado caminos renovados para el ejercicio del poder, en el primer caso apuntando a la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y legando en el segundo las perspectivas de diálogo para contener la estructura sindical peronista, una tarea nada sencilla y donde el gastronómico Luis Barrionuevo puede jugar un rol destacado, con el guiño del Vaticano. Este sector, además, espera que el Gobierno cumpla su promesa de devolución de unos $30 mil millones de aportes de las obras sociales que Cristina les había retenido durante seis años .
Por lo pronto, las amenazas de paros y protestas contra la política laboral parecen más propicias para los ex funcionarios judicializados, desde Cristina Kirchner hasta Julio De Vido, incluyendo los procesados Aníbal Fernández, Ricardo Jaime, Amado Boudou y Alejandro Vanoli, entre otros. Como podría entonar nuestro reciente visitante, sir Paul McCartney, poder resolver  la paz social, con trabajo digno y libertad sindical, implica recorrer «un largo y sinuoso camino», tema que «Los Beatles» cantaban desde 1966, cuando Arturo Illia vetó la primera emergencia ocupacional en nuestro país.

Mientras tanto, la discusión por la renovación de la estructura del mercado laboral y el debate sobre una nueva estructura del sindicalismo que supere el centralismo burocrático de los caciques ocasionales, sigue pendiente, mientras el ex juez Oyarbide baila y las reformas caseras de Florencia K se transforman súbitamente en una cuestión de Estado.(www.caraycecaonline.com.ar)

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