A la salida del vestuario y visiblemente golpeado, el Diez decidió pegar el portazo y anunció que no jugará más con la celeste y blanca.
Buenos Aires, 27 de junio.(caraycecaonline) Fue su primera declaración, minutos después de sacarse la cinta de capitán del brazo izquierdo, de otra derrota en una final, de haber mandado por arriba del travesaño un penal… Fue la tercera frustración consecutiva. Y no se puede creer. Como también es increíble lo que se escucha a Messi: “Se terminó para mí la Selección”. Y al ratito se suma el Kun Agüero, uno de sus grandes amigos: “Somos varios los que pensamos en no seguir”.
Probó con la zurda en el primero desde la izquierda. Estaba lejos y el remate salió livianito, sin la potencia suficiente fue a las manos del arquero chileno. En el segundo se la puso en la cabeza a Nicolás Otamendi y la pelota se fue cerquita.
Aunque estuviera con uno menos en algún segmento del partido, Juan Antonio Pizzi nunca descuidó al 10 argentino. No le aplicó marca personal. Prefirió enredarlo entre varios. Pero Leo no se quedó quieto. No fue el Messi de Santiago en 2015. Anoche, aquí en un estadio con 82 mil personas, Messi se movió por la derecha y el medio. Provocó arranques interesantes, sorteando uno, dos, tres, cuatro adversarios rojos. Hasta se ganó una amarilla por simular una falta de José Fuenzalida dentro del área. Se rió Lionel, no fue penal.
Cuando no podían pararlo por las buenas, Chile lo cortó por las malas. Sin vueltas: con faltas (nueve en total). Pero él se puso de pie una y otra vez. Y tuvo la suya sobre el final de los 90 minutos. Tras un cierre salvador de Funes Mori en el área celeste y blanca, Messi se adueñó de la contra. Corrió con la pelota 50 metros, parecido a lo que ocurrió en la final de 2015, aunque esta vez no la pasó; intentó su remate y se fue desviado. El lamento se acabó con el pitazo del juez brasileño.
Le siguieron pegando en el suplementario. Y él siguió levantando la cabeza. Como en el tiro libre que derivó en el frentazo del Kun que Bravo tapó de manera espectacular. No hubo caso. No quiso entrar la pelota. Ni en ese penal que vas a soñar millones de veces, Leo.
Sólo queda pedirte una cosa después de escucharte en ese vestuario, triste por haber llegado a “otra final que queríamos ganar y no pudimos”. Después de que llores lo que debas llorar. Después de que te descargues. Después de procesar esta nueva desilusión, por favor, volvé a vestirte de celeste y blanco. Rusia 2018 te espera, Lionel.(www.caraycecaonline.com.ar)