Editoriales Paroma político

Bajo amenaza

El diputado Héctor Recalde dice que "hubo corruptos"

… las corporaciones (empresarias, sindicales, políticas) están al acecho para azuzar el descontento. La oportunidad es todavía nueva y reluciente. Es tiempo ya de echarla a andar. (por Jorge Avila)

Buenos Aires, 29 de julio.(caraycecaonline) La magnitud de la tierra arrasada que dejó  el kirchnerismo tras doce años de ejercicio omnímodo de poder, es tal, que solo luego de seis meses de transición, se advierte la colosal tarea que implica revertir la situación. Recién esta semana, se conocieron diversos datos de actividad  que terminan de delinear un primer semestre. Se trata de un amplio conjunto de medidas con rumbo a una normalización de la economía. El gobierno apunta a revertir la situación extremadamente compleja que hasta diciembre  caracterizaban las restricciones cambiarias, pérdida de reservas, el déficit fiscal en ascenso, y un estancamiento de cuatro años con inflación. En ello se fundamenta el contexto recesivo que implica esta meseta ríspida y fría, que coincide con los meses mas crudos del invierno. Podríamos internarnos en los análisis técnicos, con proyecciones mas o menos optimistas, o pesimistas, pero es conveniente  echar una mirada al conjunto de una sociedad que atraviesa la estepa del descontento con el espejo de su descarnada realidad.

La propia Cristina Elisabet  ha abandonado su refugio patagónico para instalarse unos días en el recoleto rincón diletante, al que denomina «Instituto Patria». Busca  hurgar entre los restos del desastre provocado por los bienes gananciales de su matrimonio político, y atacar la gobernabilidad azuzando fantasmas. Sólo responden los sobrevivientes rentados, una módica tropa carente de entusiasmo. Su máximo defensor, el ex radical Gregorio Dalbón, devenido en una suerte de hampón tribunalicio, va por una nueva canallada, luego de ser expulsado de la organización de víctimas de siniestros viales «Luchemos por la vida», a la que esquilmó durante años, y perder los fueros durante el juicio por la tragedia de Once, tras intentar hacer recaer toda la culpa del hecho sobre el maquinista de la formación. Ahora va por el título de vocero «cristinista», amenazando a litigantes, jueces, y gobierno. Suma su voz al cinismo irredento de su defendida, que se presenta ante la prensa extranjera. y a condición de una sola pregunta por vez, para mostrarse  «víctima de una persecución política». Pero tampoco nos detengamos en las miasmas de estas criaturas fallidas, cuyo máximo exponente es por ahora Héctor Recalde, jefe legislativo camporista. Este diputando acaba de descubrir que en el gobierno anterior hubo corruptos.  En poco tiempo mas, revelará que se trataba de una banda, cuyo fin era el saqueo sistemático del Estado.

La clave es admitir que todo intento de frenar el aluvión de estafas crueles a los sectores más frágiles de la sociedad, en un reino de despiadada e institucionalizada corrupción, trae consecuencias. Los funcionarios del gobierno de Macri no podían ignorar la dimensión de los problemas que recibirían, y continuar hablando del pasado. Es una hora crítica, hay urgencias y el Estado no está dando todas las respuestas necesarias. A cambio, se juega el capital político del cambio que votó la sociedad en noviembre. Si la orientación de las políticas públicas es correcta, no es admisible que la instrumentación se contamine con fallas de praxis y comunicación.

Como en aquél famoso cuento breve del hondureño Augusto Monterroso -«Y al despertar, el dinosaurio continuaba allí…» -, las corporaciones (empresarias, sindicales, políticas) están al acecho para azuzar el descontento. La oportunidad es todavía nueva y reluciente. Es tiempo ya de echarla a andar.(www.caraycecaonline.com.ar)

 

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