Odebrecht es una pieza clave de la investigación del Lava Jato, que tiene en jaque a la clase política brasileña. El presidente de la constructora, Marcelo Odebrecht, lleva preso ya más de un año. Y su “delación premiada” es la que podría arrastrar a los funcionarios de los gobiernos de Lula Da Silva, Dilma Roussef y el propio presidente Michel Temer. En ese contexto, la compañía aceptó pagar una multa de US$ 3.500 millones en Brasil, Estados Unidos y Suiza. “Odebrecht S.A. anuncia la firma de acuerdo con el Ministerio Público Federal de Brasil, con el Departamento de Justicia de Estados Unidos y con la Procuraduría General de Suiza para resolución de la investigación sobre la participación de la empresa en la realización de actos ilícitos practicados en beneficio de las empresas pertenecientes al grupo económico”, señaló la compañía en un comunicado.
Según un documento del Departamento de Justicia de los Estados Unidos que trascendió ayer, la empresa reconoce haber pagado coimas sólo en Brasil por 349 millones de dólares a través de su constructora y otros US$ 250 millones con una filial, la petroquímica Braskem.
El mismo documento detalla luego los pagos hechos en otros países, incluyendo Angola, Argentina, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú y Venezuela. Con esas coimas, la compañía obtuvo contratos por 12.000 millones de dólares entre 2001 y 2016, señala la misma información.
La mayor coima pagada por la empresa fuera de Brasil fue en Venezuela: fueron “aproximadamente 98 millones de dólares en pagos corruptos para funcionarios de gobierno e intermediarios para obtener o mantener contratos de obras públicas”, señaló el Departamento de Justicia.
En el caso de la Argentina, el mismo infome dice que fueron 35 millones de dólares para obtener contratos por US$ 278 millones en el período 2007-2014, bajo la presidencia de Cristina Kirchner.Voceros de la empresa en Buenos Aires se negaron a hacer comentarios sobre el tema.
En esos años, Odebrecht realizó la ampliación de la capacidad de Transporte Firme de Gas a lo largo de 15 provincias. Construyó la planta de potabilización de agua de Paraná de las Palmas, para AySA, y una Planta de Reformado Catalítico en la refinería de YPF en Ensenada.
El ministro de Planificación Julio De Vido y el secretario de Obras Públicas José López eran quienes verificaban esos contratos. Jorge «Corcho» Rodríguez, más conocido por haber sido novio de Susana Giménez, era el articulador de esos contactos políticos.
Los proyectos de más visibilidad de la empresa en esos años, sin embargo, fueron la construcción de una vía ferroviaria para la mina de Potasio de Río Colorado, Mendoza, de la brasileña Vale, y el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento.
La vía ferroviaria de la mina mendocina nunca se hizo, porque Vale canceló el proyecto por la caída del precio de los minerales. Eso provocó un escándalo en su momento por la cantidad de despidos que hubo, entre ellos los de la constructora.
El soterramiento del ferrocarril Sarmiento es una obra gigantesca, de más de 3.000 millones de dólares. Allí el contratista principal era IECSA, la constructora de Angelo Calcaterra, el primo de Mauricio Macri. Odebrecht tenía una parte menor del consorcio, pero al no conseguirse la financiación para llevar adelante el proyecto, la brasileña gestionó créditos en el banco estatal brasileño BNDS y se quedó con el proyecto. El primer anuncio de la obra corrió por cuenta de Cristina Kirchner, en agosto de 2008. El ex ministro de Transportes Florencio Randazzo se sacó numerosas fotos en las obras durante su gestión. En la actual gestión, Mauricio Macri cambió la forma de financiación de la obra, que ahora paga el Estado, y Calcaterra retomó el control del proyecto.(www.caraycecaonline.com.ar)