Buenos Aires. 2 de setiembre.(caraycecaonline)El triunfo de la coalición Cambiemos en las primarias, exacerbó las tendencias violentas e intolerantes del kirchnerismo en retirada. También las de   algunos sectores marginales que, además de no asumir la derrota como es habitual, emprendieron una feroz campaña de acciones directas contra la democracia y las instituciones. La situación planteada ante estos hechos, ofrecen un escenario que agudiza las tensiones en camino a las elecciones legislativas del 22 de octubre. Es que  el oficialismo, incluso podría imponerse por mayor márgen  en distritos otrora bajo la férula peronista en sus diversas variantes, lo que ha disparado hechos y dichos inusitados que merecieron el repudio unánime de la sociedad.
La manipulación oportunista del caso de Santiago Maldonado no ha hecho mas que revelar la ineficacia y cinismo de quienes buscan sacar rédito de este hecho lamentable. En un mes, la cuestión se ha instalado como un reclamo que fue ganando espacio a costa de serias deficiencias en la investigación de su paradero. Testimonios contradictorios, apreciaciones intencionadas y la ausencia de una línea clara en el seguimiento del caso, han dejado lugar a especulaciones y campañas focalizadas de diversa índole. Los hechos, hasta el momento, revelan mas intereses políticos de las ex organizaciones de derechos humanos que sobre el destino del activista sumado al grupo causante de disturbios y delitos en la zona cordillerana del Sur de nuestro país, y también en regiones trasandinas. El tatuador, residente en la ciudad de El Bolsón, se encontraba junto a una comunidad que se reivindica mapuche, cerca de Esquel, provincia de Chubut cuando una violenta manifestación generó la represión de Gendarmería Nacional. La última vez que lo vieron, huía junto a otros integrantes del piquete. Los testigos lo ubican junto a un río de escasa profundidad, que no habría llegado  a cruzar, y se quedó oculto bajo un árbol. Su destino es incierto. Podría aparecer herido, ya que hay datos que revelan su participación en ataques a puesteros chubutenses, que incluso podrían haber ocasionado su muerte, y ciertamente, no hay que descartar que personal de las fuerzas de seguridad hayan actuado fuera de las normas. Por el momento, los fiscales no han encontrado pruebas suficientes para demostrar que la Gendarmería este involucrada en la causa de su desaparición, y la resolución del caso queda abierta a varias hipótesis. En este contexto, resulta dramática la ofensiva de los anquilosados organismos de derechos humanos para atacar al gobierno en un extravagante «plan sistemático de desaparición de personas», al estilo de la última dictadura militar. Solo una perversa intencionalidad electoralista puede inferir tal circunstancia de funcionarios de la democracia, que pese a las falencias demostradas por todos los gobiernos desde el regreso de la democracia para resolver cuestiones vinculadas a la protección de los derechos civiles de la población, han sido víctimas ellos mismos de circunstancias similares. El montaje de una campaña escolar de adoctrinamiento por sindicatos docentes kirchneristas y la marcha que derivó en graves incidentes y daños al entorno urbano, muestran el grado de agresividad de estos sectores que se niegan a aceptar lo irreversible. La sociedad cambió, puede expresar sus reclamos sin ser desvirtuados por los fascistas financiados durante el kirchnerato, como Milagro Sala, Luis D´Elia, Quebracho, y la siempre servicial «izquierda» trotskista. El resultado, es el que se vió en la Plaza de Mayo: entrentamientos entre kirchneristas y otros grupos, ataques a los vecinos y destrozos varios. A ello se suma el hermano Sergio (Maldonado) buscando iniciar una carrera política al estilo de Pablo Ferreyra, tras la muerte de Mariano, militante del PO, durante el mandato de Néstor Kirchner, quien por otra parte, avaló el ascenso de César Milani, hoy procesado por delitos de lesa humanidad, a la cúpula del Ejército.
La sociedad respondió a esta ofensiva orquestada con indignación y hasta el habitualmente insípido Daniel Scioli (con varias causas en la Justicia pendientes) salió a diferenciarse, junto a Fernando Navarro, del Movimiento Evita. Estas grietas internas son producto de un reacomodamiento visible ante las perspectivas electorales de octubre. El cristinismo camporizado alcanzó su techo, y al decir de Jorge Giacobbe, analista de opinión pública, Cristina Kirchner mantiene un 65 por ciento de rechazo en la provincia de Buenos Aires. Han alcanzado en las primarias un techo, que puede descender por fugas hacia otras opciones del peronismo. Por el contrario, los votos de Esteban Bullrich puede crecer con el aporte de los desilusionados massistas y muchos que optaron por alternativas en agosto. El panorama, en las provincias es aún mas contundente. Varios distritos, como Santa Fe, pueden cambiar de resultado tras los últimos sucesos. A ello se suma una recuperación económica que comienza a traducirse en avances del consumo y la inversión. Mientras tanto, la justicia espera el desfile de la frustrada invitada de Susana, el guitarrista y ex vicepresidente Amado Boudou, y varios funcionarios que se amparan en fueros legislativos. No hay que esperar que les de un ataque de dignidad a Miguel Pichetto y Héctor Recalde, defensores de Carlos Menem y Julio De Vido respectivamente, pero las impugnaciones a sus candidaturas y cargos legislativos, están en la Cámara de Casación donde pueden tener fallos adversos. Todo esto, mas la nula posibilidad de retorno, ha enervado a los desestabilizadores, que en esta ocasión encuentran un límite moral y ético en la respuesta ciudadana. Hay savia nueva en la República y puede brotar en primavera con la renovada belleza de la solidaridad, la tolerancia y la justicia. Y eso, es irreversible.(www.caraycecaonline.com.ar)