La huelga arranca esta medianoche. No habrá transporte público, lo que hará más efectiva la protesta. Triaca dijo que la medida no sirve para nada. La izquierda cortará accesos a la Ciudad.
La Casa Rosada buscó por todos los medios evitar este paro, Macri firmó un decreto que permite un 5% extra en los acuerdos paritarios y se avanzó en la liberación de fondos retenidos de las obras sociales sindicales. Pero no alcanzó. En los gremios se habla de “presión en las bases,” de falta de “margen de maniobra” y de la necesidad de un paro para “descomprimir”.
Con todo, a partir del día después del paro, el Gobierno buscará retomar el diálogo, aunque entre los funcionarios dudan de la representatividad que tienen los dirigentes cegetistas por el deshilachado interno y porque están ante un proceso de renovación de autoridades.
El habitualmente moderado colectivero Roberto Fernández (UTA) se mostró ayer en el ala dura cegetista y consideró que «está deteriorado» el vinculado con el Gobierno: «Si uno manifiesta cosas y nos encontramos sin soluciones, esto no puede seguir para que nos lleven al infierno; yo me bajo». Concluyó con alegoría sindical en sus declaraciones radiales: «Faltan políticas; díganme qué vamos a desarrollar y vemos si los vamos a acompañar, vamos hasta la puerta del cementerio pero no nos van a meter adentro».
Otro que apareció endurecido en sus declaraciones fue el líder de la UOCRA, Gerardo Martínez. «Tenemos miedo al caos social y que se derrumbe todo el sacrificio que se viene haciendo en la Argentina mas allá de los matices político partidarios». Consideró al paro «una oportunidad» para que el Gobierno se abra al diálogo ante una situación actual de «incertidumbre».
Aunque la CGT descartó la movilización, le será funcional para profundizar el éxito de la medida de fuerza los cortes y la visibilización callejera que harán las organizaciones populares y la izquierda, que promueven un paro activo «y no uno dominguero» (Ver página 5).
Juan Carlos Schmid, el triunviro cegetista que participó en la Semana Social que se desarrollo en Mar del Plata bajo patrocinio de la Iglesia, comentó a Clarín: «La Iglesia viene fijando posición desde hace tiempo, de que debe haber una economía de mayor sensibilidad social y que tenga un rostro humano porque hace años que la política no le da respuesta a los pobres». Consideró que «en la Argentina hay una situación extrema por las medidas económicas, hay un desacuerdo muy grande con la presencia del FMI y con lo que está pasando con las paritarias».
Pese a las profundas divisiones internas que hay en la CGT, en esta ocasión el paro encuentra a la dirigencia sindical unida como eslabones de una cadena y se descuenta el alto acatamiento. “No se va a mover ni una hojita”, graficó un pope sindical.
Además del transporte público se sumarán a la protesta los aeronáuticos, los bancarios, UOM, SMATA y otros gremios industriales, Camioneros (no habrá recolección de residuos ni recarga de cajeros automáticos) y los empleados de las estaciones de servicio.
También los empleados públicos nucleados en UPCNy en ATE, con lo que se espera no haya atención en dependencias oficiales. El anterior paro, en diciembre pasado contra la reforma previsional, fue un fracaso. (www.caraycecaonline.com.ar)