Buenos Aires, 20 de julio.(caraycecaonline) La conferencia de prensa del Presidente Macri fue la puesta al día del estado de la Nación, antes de las deliberaciones preparatorias del G-20 que reúne a los países más poderosos del mundo y que por primera sus representantes estarán juntos en nuestro país. La síntesis del mensaje presidencia fue : 1) Estamos en una situación económica compleja, pero todavía manejable. 2) Las metas acordadas con el Fondo Motetario Internacional (FMI) obligan un esfuerzo compartido por toda la sociedad. 3) No se trata de una cuestión meramente financiera. Ante todo es política. Oficialismo y oposición deben asumir una responsabilidad histórica para evitar las cíclicas crisis que han hundido a nuestra sociedad en la decadencia. 4) A un año de las Paso y las próximas elecciones, los proyectos en juego deben contemplar cambios estructurales inéditos para un destino popular previsible y venturoso
Las administraciones kirchneristas apelando a la corrupción y el oportunismo, evitaron los necesarios ajustes económicos evidenciados desde finales de 2011. La expansión de los salarios reales y el gasto público de entonces se estrelló contra el final del boom de los precios de los productos agropecuarios argentinos en los mercados internacionales y la desaceleración y, luego profunda, recesión de Brasil.
Empujado por la necesidad de realizar importantes correcciones en el rumbo económico, el gobierno de Mauricio Macri optó por el gradualismo. La apuesta parecía razonable: las medidas que había que tomar eran tremendamente impopulares y las condiciones que existían al inicio de la gestión permitían establecer condiciones menos costosas y lograr la continuidad del proyecto de la coalición. Sin embargo, en 2018 se han combinado el endurecimiento de la política monetaria estadounidense, con la guerra comercial de Donald Trump, y el efecto que ésta ha tenido en precios esenciales para la Argentina, como el de la soja, hoy en su valor más bajo en casi diez años. A eso sumar la suba del petróleo y sus derivados de los cuales el país es un importador neto, y la fuerte sequía campo que provocó la peor cosecha de soja de los últimos nueve años. El Gobierno se encuentra frente a esa disyuntiva: mostrar cuáles van a ser los sectores que cargarán con el peso del ajuste para estabilizar el mercado cambiario y empezar a sentar las bases para regresar a la senda del crecimiento económico que abandonamos hace siete años. Pasada la primera mitad del año, el gobierno tiene buenos números fiscales para mostrar tanto internamente, para la consistencia de su plan de convergencia fiscal, como para el FMI. Un estricto control del gasto, e ingresos por encima de la inflación en estos primeros seis meses de 2018, slogró reducir el déficit fiscal en un 22% y así la meta anual está muy bien encaminado. No es falta de gestión. Se trata de reimplantar la iniciativa conjunta en el escenario nacional. Lo que debemos hacer no se estudia en Oxford ni en Georgetown ni proviene de Wall Street, cuyos representantes atentos estarán en el país. Tampoco se encuentra en las treinta manzanas que rodean a la Plaza de Mayo como solían decir los lìderes del siglo pasado. Está en la esencia de nosotros , la comunidad nacional. Se halla en esa capacidad innata de crear, iniciar, promover que poseen los argentinos de todas las latitudes. Está en desterrar el ‘no te metás’ y todas las modalidades de la ‘viveza’. Está en respetar al otro, en ser responsables. En comprometernos para desafiar la incertidumbre de un futuro que se presenta intrincado pero puede ser venturoso. Alcanza con cambiar los paradigmas y superar las patéticas contiendas que todavía nos enfrentan. Acordar es el desafío, y cómo hacerlo una demostración de grandeza de quienes lo logren para bien de todos los argentino.(www.scaraycecaonline.com.ar)