Buenos Aires, 16 de marzo.(caraycecaonline) La aerofobia, el rechazo a realizar viajes aéreos, nació y creció durante el siglo pasado y desde hace tiempo ocupa a una variedad de especialidades para superarlo. Aunque las catástrofes frecuentes, como la del aviòn etíope de esta semana y las dudas sobre el desempeño de los aviones, no ayudan. Pero esta vez, la alusión responde a otro tipo de miedo, y de «vuelo». En vísperas de elecciones, pareciera a nadie se ocupa de imaginar nuevos escenarios en nuestro país, devastado por doce años de «kirchnerismo» salvaje, con un «aterrizaje forzoso» en la realidad de imprescindibles para un nuevo escenario. A la coalición gobernante, le resulta necesario enfrentar nuevos desafíos políticos, donde replantear las alianzas estratégicas en algunos distritos, como Córdoba, y otras provincias donde se advierten escisiones. Esto no debe implicar mayores dudas, habida cuenta del tiempo transcurrido en el poder, en la medida que impliquen mejoramientos en las estrategias de crecimiento planteadas. Los «brotes verdes» del macrismo han hecho su irrupción con demandas congruentes que exigen un mayor sustento político para su incorporación en un nuevo mandato. Es cierto que para Macri y su tropa han surgido críticas tras atravesar un período de «turbulencias» inevitable tras la compleja transición iniciada en 2015 y ratificada hace dos años. Pero es preciso acentuar los rasgos que ha consolidado el actual gobierno en busca de remontar la decadencia nacional. La gran conquista de Cambiemos, ha sido la recuperación institucional republicana, avasallados durante décadas por toda índole de gobiernos de distinto signo. El hecho de culminar su período y dar paso a un nuevo mandato es de por sí un hecho valioso. También lograr que funcionen a pleno los mecanismos de control. Que la Justicia haga su tarea sin presiones ni intereses bastardos. Aún en minoría, lograr que el Congreso comience responda a las demandas sociales. Es obvio que las dificultades económicas han entorpecido esta labor y avivado los fuegos fatuos de una oposición escasa de argumentos. Todavía padecemos la «resaca» de las tropelías de los que quieren volver. ¿ Adónde ?. A un país con la inflación disimulada, pactos onerosos con el FMI, el Club de París, el Banco Mundial y otros organismos multilaterales. Sólo dejaron un horizonte de deudas casi impagables, la mayor pobreza estructural de la historia y una corrupción insaciable. Nunca hubo,, como hoy tantos empresarios, sindicalistas y ejecutivos en las prisiones. Por lógica, quieren detener el proceso de cambio iniciado con la llegada de Cambiemos. Se ocultan tras la «reina Cretina» con diversas máscaras. Mientras, la dama partió hacia a Cuba por una rara enfermedad filial hereditaria. Miedo a ser encarceladas. Pero ella volverá para ser candidata, mientras los muchachos rapiñeros, desde los trillizos Massa, Urtubey, Pichetto, hasta las flamantes incorporaciones de Scioli y el dúo Lavagna-Tinelli, intentarán terciar o acompañarla, según les convenga. Es cierto que hay macristas desilusionados. Filas de honestos que quieren su premio a la decencia, quizá por razones biológicas, y advenedizos de inciertas pretensiones. Esta semana, en una de las principales muestras agrarias del país, fue presentada la evaluación y recomendaciones de políticas agrícolas en Argentina, del Comité de Agricultura de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Destacaron que el sector agroalimentario argentino «crece con fuerza». Pero fueron cuestionadas las políticas agrícolas porque no evolucionen al mismo ritmo y han desalentando la inversión «en uno de los sectores más competitivos del país». Uno de los sectores, se dijo, marcado desde hace casi un año por una recesión generada por la fuerte devaluación del peso, la alta inflación y una intensa sequía . Señalaron también la necesidad de continuar estrechando lazos de cooperación y trabajo en conjunto. Ingresar a la OCDE significa tener un estándar muy alto en materia de institucionalidad, transparencia, y de poder compararse con las mejores economías para saber dónde estamos parados, y nos posibilita seguir adelante con políticas de desarrollo. El actual informe incluye datos actualizados de la Argentina, lo que permitirá la comparación y evaluación, en base a parámetros uniformes de las políticas sectoriales con las aplicadas por otros países de esta organización. No es una utopía. Podemos vivir mejor. Con políticas cambiarias eficaces y economía en ascenso. Pero no lo lograremos si otra vez buscamos un atajo que degrade las instituciones. Es tiempo de esfuerzos compartidos, no de deserciones y ambiciosos proyectos incumplibles. Dejemos volar un imaginario social que busca despertar de las miserias irredentas.(www.caraycecaonline.com.ar)