Buenos Aires, 14 de diciembre 2019. (caraycecaonline) El paso del gobierno de Cambiemos, produjo profundas transformaciones en materia social y económica. En el primer caso, el afianzamiento de un sentido de responsabilidad colectiva que se vio reflejado en esfuerzos institucionales que permitieron afianzar el desempeño de los tres poderes de la República, en avance hacia modelos mas virtuosos. En el plano legislativo, pese a estar en minoría, el gobierno de Macri impulsó normativas que permitieron implementar la mayor inversión en ayudas sociales de los últimos 30 años. Según los nuevos críticos de la gestión, como Emilio Monzó, hubo un 27% de población de clase media baja, que se vio resentida y produjo finalmente la caída en las urnas. Tanto Macri como el nuevo gobierno de los Fernández, conservan dos porciones similares de 40% de aprobación, un sistema de «espejo» inédito en la nueva etapa democrática, Pero el cambio mayor, puede percibirse en materia económica. Después del saneamiento inicial, durante el macrismo avanzó en etapas progresivas sobre servicios, obras públicas y control de financiamiento, hasta lograr un modelo de desarrollo pautado. En materia económica, se pusieron en sintonía palabras como gradualismo, inversión, compromiso y entrega. En el comienzo de la gestión de los Fernández, son otras las perspectivas , especialmente en el plano judicial, donde la «justicia militante» busca retomar el control del sistema judicial. Ya puede advertirse el retorno de figuras claramente cuestionables, gozando de benefios impensados, y revisiones propiciadas por el profesor inquilino de la Casa Rosada. En materia económica se ponen de moda, con la llegada del delegado de Joseph Stiglitz, los términos anclaje, poner plata y keynesianismo eficiente. Si para los críticos de Cambiemos, las razones centrales de la derrota fueron la inflación y la caída de consumo, ¿ cuales son las propuestas que se abren ?. De cara a lo que vendrá, podríamos analizar la dinámica inflacionaria del próximo gobierno en tres ejes. El primero serán las tarifas, en donde la recomposición en los últimos años del atraso del cuadro tarifario ha sido notable, aunque tras el último salto cambiario aún queda un ajuste cercano al 25%, que influirá en el ajuste total de precios. Sobre este tópico, Lanziani, actual secretario de energía, dejó trascender que no habría nuevos aumentos, con lo que es esperable que esta brecha continúe ampliándose, apaciguando el impacto de corto plazo sobre los precios. Por otro lado el tipo de mantiene estable desde que se instaló el control de cambios más férreo que solo habilita la compra de US$ 200 mensuales por persona. A la espera de modificaciones en el esquema, el tipo de cambio real se ha depreciado 16,8% y, de esta manera, los niveles se posicionan en el mismo tono luego de la devaluación a cargo de Axel Kicillof en 2014. En aquel entonces, y a costa de sacrificar Reservas Internacionales, el gobierno sostuvo un valor de tipo de cambio nominal que corrió muy por debajo de la inflación, llevándolo al nivel más bajo desde el fin de la convertibilidad en enero de 2002. Pero el actual punto de partida es diferente al contar con un resultado de cuenta corriente positivo. La pérdidasalarial en el último año ha sido cercana al 10% en base al RIPTE, mientras que el SIPA marca una contracción en torno al 7% promedio. Ahora para volver a recuperar el poder adquisitivo de los salarios tanto en el sector privado como en el sector público, el margen fiscal es acotado. Y el Ministro de Economía es cauto a la hora de monetizar el déficit para el restante del año 2019 y el de 2020, dado que sería desestabilizante para la macroeconomía. Con nuevo capital político, es mayor el margen de maniobra para alcanzar un horizonte consistente, vital para anclar las expectativas. Pero volver a contener la inflación a través de tarifas pisadas y tipo de cambio atrasado, podría derivar en una crisis aún mayor, ya que no hay posibilidad de tener acceso al mercado. La integralidad de la macroeconomía significa también sincerar las tarifas y el valor del tipo de cambio en el largo plazo, estrategia que choca con lo establecido por el gobierno kirchnerista entre 2011 – 2015, que hoy resulta inaplicable. Todo este «remedio populista», acompañado por la llegada de «perseguidos» como Evo Morales tras su fraude electoral en Bolivia, sin los dólares, yuanes o rublos bolivarianos y el implemento de emergencias (alimentaria, sanitaria y económica) pondrán a prueba el nuevo Congreso, bajo la batuta de Sergio Massa. Además, desde el lunes habrá nuevas retenciones al campo, y la enviada papal, Fabiola. buscó algún guiño de aporte al nuevo protocolo de aborto libre. No habrá veranito plácido para quienes ponen a prueba la paciencia del pueblo soberano.(www.caraycecaonline.com.ar)