Sin el gasoducto, la producción de Vaca Muerta, no podría ser utilizada en el mercado local.
Buenos Aires 12 ene 2022(caraycecaonline)Argentina podría necesitar entre US$4000 y 5000 millones adicionales a lo presupuestado este año para importar el gas que le faltará en invierno. La extraordinaria suba del precio internacional y la menor disponibilidad de producto que habrá en el país configuran ese cuadro fiscal temerario. El gobierno alistó un DNU para iniciar rápido la construcción del gasoducto Néstor Kirchner para canalizar el gas de Vaca Muerta, propuesta que dejaría a YPF en un aventajado lugar.
Productores privados y consultores que los asesoran auguran un invierno difícil para el Estado, que hoy afronta con recursos propios la importación de gas a través de la empresa estatal Ieasa. Varios estudios privados dan cuenta del enorme desafío económico que el Gobierno no desconoce pero que, atormentado por la compleja negociación con el Fondo Monetario y la discusión sobre el presupuesto, aún no puede avocarse a resolver.
Hay al menos dos factores que se conjugan perversamente para generar el problema. Los precios del gas licuado en el mundo están en valores muy altos y no parece que fueran a bajar lo suficiente para cuando acá comience el frío. Según las previsiones actuales, el LNG (siglas en inglés) de abril costará 40 dólares el millón de BTU contra los 8 dólares promedio que se pagó el invierno pasado.
Argentina tampoco tiene el atajo de sustituir íntegramente el gas que importa por fueloil o diésel porque no hay infraestructura adecuada y suficiente para hacerlo. Los combustibles líquidos normalmente son mucho más caros que el gas. Pero en este contexto de valores en el mundo, se piensa como alternativa. Sin embargo, esta tampoco parece ser la salida del laberinto.
Es la caja pública la que necesita disponer de esas divisas para comprarlo. Además, sólo recupera una parte de ese valor cuando se inyecta el gas al sistema local, que hoy paga alrededor de 3,5 dólares aquella unidad calórica: el resto es parte del fornido andamiaje de subsidios energéticos.
Al mismo tiempo, habrá menos gas disponible en los caños locales. La reanimación que produjo el Plan Gas no fue suficiente para paliar el déficit que enfrenta el país y esto se añade que el que se trae desde Bolivia irá mermando. Es decir, el país necesitará más gas justo cuando es más caro.
En realidad, el invierno pasado tampoco fue sencillo. Las importaciones de gas licuado en 2021 crecieron un 90,9% y las de combustibles líquidos 47,8%. La matriz energética local depende fuertemente del gas también para generar electricidad.
Algo igualmente paradójico es que, si bien la producción del gas local puede seguir subiendo, en algún momento se topará con un problema insoluble: no hay infraestructura de transporte suficiente para drenarlo. Vaca Muerta puede ser una joya de clase mundial. Pero si no hay como sacar el producto de ahí, es sólo un tesoro para la contemplación estadística. (www.caraycecaonline.com.ar)