«Javier Milei representaría un peligro para la democracia en la Argentina», tituló el semanario británico una de las notas de apertura de la edición que saldrá este viernes a las calles. «A pesar de sus credenciales neoliberales, el candidato presidencial tiene una vena autoritaria».
The Economist es una revista sobre economía, política y temas de globalización que se edita en Londres desde 1843. Milita a favor del libremercado y de la causa liberal. Desde ese punto de vista la filosofía económica que defiende la publicación debería coincidir con la de Milei. Sin embargo la publicación hizo duras críticas a los planteos del candidato de LLA sino también a su perfil.
En la entrevista cuenta que bajaría 15 puntos la participación del gasto público en el producto bruto, alcanzaría el equilibrio fiscal en el primero año y que cambiaría el sistema de transferencias y prestaciones sociales: que mientras a los más pobres no les quitaría la ayuda social, el sistema de educación público sería reemplazado por un sistema de vouchers para que las familias puedan escoger una alternativa privada.
Sobre el carácter de Milei, The Economist hace un juicio lapidario: «El próximo Presidente seguramente tendrá que acudir al FMI, y éste es el tipo de tarea diplomática delicada para la que Milei claramente carece del temperamento adecuado. Su asesora más cercana parece ser su hermana. Dice cosas incendiarias sobre sus oponentes. Sugirió que se debería decapitar a un ex asistente presidencial. Es fanático de Jair Bolsonaro, un expresidente populista de Brasil que copió algunas de las tácticas antidemocráticas de Donald Trump. Parece creer en teorías de conspiración sobre el fraude electoral en Brasil y, lo que es más preocupante, en su país. A pesar de quedar primero en las primarias de Argentina, afirma que le “robaron” el 5% de los votos».
Por último, el semanario deja una mirada sobre su compañera de fórmula presidencial, Victoria Villaruel. «Su compañero de fórmula, una ex abogada de soldados acusados de atrocidades durante la dictadura militar argentina de 1976 a 1983, resalta los crímenes de los guerrilleros de izquierda que lucharon contra la junta, en lugar de los actos más sangrientos de la propia junta. Milei dice que “ambas partes cometieron crímenes”, una afirmación que los defensores de las libertades civiles no encuentran tranquilizadora. Intemperante, imprudente y extravagante: poco en Milei sugiere que sea el salvador que Argentina necesita».(www.caraycecaonline.com.art)