Buenos Aires, 15 de agosto.(caraycecaonline) El temporal que siguió a las PASO del domingo pasado, desnudó la endeble estructura de un gobierno que hace tiempo olvidó a la gente y se concentró en las ambiciones personales, la riqueza y la desmesura. Junto a la presidente Cristina Kirchner, y sus ministros Julio De Vido, Axel Kicillof, candidatos ambos, el gobernador presidencial Daniel Scioli y su equipo, y el proto-gobernador kirchnerista Aníbal Fernández, son responsables de la tragedia. Hay todo un sistema de larga data, que se hunde en las aguas desbordadas de la llanura fértil que se transforma en el infierno de los postergados.
Desde hace años, el cambio de régimen pluvial en la región, fue advertido por los especialistas, que fueron asignando diversos nombres al fenómeno, y a partir del avance del cambio climático optaron por bautizarlo «El Niño». Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, sufren desde mediados del siglo pasado tormentas cada vez más gravosas debido a la explotación agropecuaria desmedida, basada en el mero lucro y desprovista de una visión integradora del contexto sociocultural. Los canales clandestinos, para llevar agua a campos de las grandes multinacionales Monsanto, Cargill, Los Grobo, Nidera , el uso de agroquímicos y de técnicas de siembra/cosecha desmesuradas se conjugan para que las grandes extensiones queden sin grados mínimos de absorción. Así los temporales y el desborde de los ríos, se transforman en mares y lagunas aluvionales que arrasan poblaciones y hacen del paisaje un dramático horizonte acuático.
De poco sirven las explicaciones de los patrones de estancia y sus científicos a sueldo.. Claro que esto no exime de responsabilidad al Estado, tanto nacional como provinciales, que en aras de su beneficio económico han forzado a la naturaleza, desconociendo leyes elementales, que existen pero no se cumplen, para beneficio no sólo económico sino también social, extendido a toda la comunidad.
La lluvia sigue cayendo sobre los campos cada vez más yermos, y la gente de ciudades como Arrecifes, Pergamino, Mercedes, Luján, reeditan los dramas de otras como Sanford, Las Parejas, Armstrong, y la propia Santa Fe, en el distrito vecino. Los tecnócratas de turno hablan de nuevos planes hídricos, obras que siempre quedan en promesas, y acciones de contención ante la amenaza creciente de las aguas. Pero poco valdrán esas palabras sin una reforma completa de las prioridades, con una fuerte inversión económica en mejorar las condiciones de vida de la población rural, y de los centros urbanos afectados.
Sin embargo, mientras los náufragos de estos años de dislate sobreviven e en campamentos de refugiados, expuestos al ataque de otras ratas y otras viboras, el candidato presidencial K, se fue a Europa. Dijo que un «estrés electoral», no por la gestión. En tanto su mentora presidencial ve todo por TV desde sus residencias sureñas o de Olivos, con dirigentes y funcionarios cuyas únicas respuestas con el cinismo y la indolencia.
Las aguas ya no bajan turbias, como en aquella recordada película de Hugo del Carril. El mensaje de las inundaciones es claro. Llegó el tiempo de relevar a un hato de inútiles codiciosos que nada pueden aportar al bien común. Es tiempo de avanzar seriamente en busca de los cambios necesarios para afrontar no sólo las inclemencias de un temporal, sino la necesaria reforma de los cimientos estructurales de nuestro país, que corre el grave riesgo de hundirse en las aguas del oportunismo y la desgracia.(www.caraycecaonline.com.ar)