Campanella puso negro sobre blanco lo que Macri y otros dirigentes de Cambiemos no terminaban de comunicar con fluidez. Lo mismo hizo Gerardo Millman, un dirigente muy cercano a Stolbizer e insospechable de falta de lealtad. (por
Buenos Aires, 15 de octubre.(caraycecaonline) Cuando faltan sólo 10 días para las elecciones nacionales que van a definir la Argentina de la próxima década, todo parece congelado en la foto de las PASO, y con resultado incierto. El candidato del oficialismo, Daniel Scioli, parece tener dificultades para perforar el techo del 40% de los votos que lo llevaría a ganar en primera vuelta. Cambiemos, con Mauricio Macri a la cabeza, se encontraría alrededor de los 30 puntos (depende de la encuestadora que los mida). El Frente Renovador, de Sergio Massa, arriba de los 20 puntos, un puñado de votos más que los que obtuvieron, divididos, con José Manuel de la Sota.
Pero de los tres candidatos el que más contento se mostró esta semana fue Macri. Los integrantes de su equipo de campaña le dieron una buena noticia: la caída de imagen y la eventual pérdida de votos que le había generado el escándalo de Fernando Niembro se detuvieron. O para ponerlo en las palabras del jefe de campaña, Marcos Peña: «El voto de nuestro espacio se consolidó. Y creemos que a partir de este momento va a ir creciendo». Otra noticia parecida a ésa podría ayudarlos todavía más: en los focus groups la instalación del tema «voto útil», «voto optimista», «voto del cambio» o «voto estratégico» estaba empezando a penetrar en una buena parte de los argentinos. «Primero, en los que no están pendientes todo el día de la política. Vamos a llegar justo con el mensaje a los votantes de casi todo el país», se entusiasmó un miembro del equipo de comunicación con los datos de la investigación en la mano. Ellos consideran que los puntos que pudieran haber perdido en los últimos días los van a recuperar cuando una porción de los votantes de Massa, de Margarita Stolbizer, de Adolfo Rodríguez Saá y de Nicolás del Caño comprendan que ya no hay más tiempo para votar lo que a uno le «gustaría» sino lo que a uno «le convendría» de acuerdo con sus principios y su experiencia de vida.
Campanella tiene una enorme influencia en Twitter. No sólo porque lo siguen 432.000 personas. También porque escribe muy de vez en cuando. Y lo hace de manera muy pensada, con argumentos muy sólidos. Campanella ya había anticipado su voto a favor de Stolbizer. Sin embargo, se sintió en libertad para decir y escribir lo que piensa, y las redes sociales estallaron. Campanella tuvo su primera gran decepción con el Frente para la Victoria en general, y los ciberkirchneristas en particular, hace un par de años, cuando se atrevió a criticar una decisión de la presidenta Cristina Fernández. Y se volvió a sorprender cuando, al cuestionar políticas del gobierno de la ciudad, en vez de recibir insultos por Twitter recibió llamadas de funcionarios para ofrecer disculpas y explicaciones. Le dijo entonces a un amigo: «No sé si me representan ideológicamente, pero por lo menos parecen normales, ¿no?». Campanella puso negro sobre blanco lo que Macri y otros dirigentes de Cambiemos no terminaban de comunicar con fluidez. Lo mismo hizo Gerardo Millman, un dirigente muy cercano a Stolbizer e insospechable de falta de lealtad. La más directa de todos, como siempre, había sido Elisa Carrió, enDesde el llano, el programa de Joaquín Morales Solá, cuando presentó la competencia en los siguientes términos: «Narcotráfico o república».
Al fin y al cabo, la Argentina se extiende de Ushuaia a La Quiaca, pero las elecciones siempre se terminan ganando o perdiendo en la provincia de Buenos Aires. O para ser más precisos: en el conurbano de la provincia de Buenos Aires. Allí, Scioli le sacó a Macri una ventaja más del 10%. Un poco más del 8,34% de los votos con los que lo superó a nivel nacional. Scioli, Macri y Massa van a gastar en ese territorio el último cartucho.