Editoriales

El debate tan debido

Daniel Scioli no logra desprenderse del lastre cristinista, frente a un Mauricio Macri que se consolida con perspectivas exitosas. Así el debate del próximo domingo puede resultar determinante.(por Jorge Avila)

Buenos Aires, 7 de noviembre.(caraycecaonline) A poco de iniciarse la veda electoral, por el balotaje del próximo domingo 22, el gobierno y el oficialismo quedaron huérfnos de respuestas tras el pronunciamiento de las urnas en la primera vuelta electoral presidencial.  Daniel Scioli no logra desprenderse del lastre cristinista, frente a   un Mauricio Macri que se consolida con perspectivas exitosas. Así, el debate del próximo domingo puede resultar determinante.

La contundente caída electoral del oficialismo en octubre, terminó con sus bravatas  de vencer en primera vuelta. Y ahora, ante  el primer balotaje para la primera magistratura en la historia sacudió con fuerza al kirchnerismo, apresándolo en sus propias contradicciones. Es indisimulable que la postulación de Daniel Scioli se convirtió  en un «salvavidas de plomo» para Cristina Kirchner y  sus huestes «camporistas». Ambos advierten el irremediable naufragio, y  solo atinan a medidas desesperadas. Un ejemplo es haber forzado el nombramiento de dos amanuenses en la Auditoria General de la Nación: el ex viceministro de Justicia, Julián Alvarez, y  Juan Ignacio Forlón, que fue titular del Banco Nación. Alvarez fue el  impulsor de la fracasada «democratización judicial», tras ser declarada inconstitucional. Mientras que el segundo, compañero escolar de Máximo K, tiene varias denuncias pendientes por sus manejos discrecionales en el principal banco estatal del país. A ello se suma el nombramiento de 117 jueces bonaerenses, luego que la Corte Suprema derogó la norma que permitía nombrar al Consejo de la Magistratura jueces subrogantes, también por inconstitucionalidad.

En el fondo, todas estas maniobras indican que no existe confianza en Scioli como garante de un triunfo en la segunda vuelta. A ello puede sumarse la incesante acción presidencial, que mediante cadena nacional, o a través de su voceros habituales, «el Morsa» Anibal y el jefe de los espias, Oscar Parrilli, no deja de sumar provocaciones y conflictos. Es una campaña donde el ciudadano de a pie, mira con cierto desasosiego que hasta un ignoto ministro de Salud, como Daniel Gollán, juega con los enfermos de cáncer para atacar al rival electoral.

Precisamente, y a “contrario sensu” de lo que podría esperarse, el candidato opositor que registró el mayor caudal de ascenso en los votos para presidente, Mauricio Macri, llamó a la moderación a la propia tropa: «No se prueben los trajes, que todavía no se ganó», dijo ante algunos desbordes de optimismo. La coalición que salió airosa en la mayoría de los distritos del país, canalizó la voluntad de cambio de la ciudadanía y ha renovado la geografía política con nuevas propuestas. Pero todavía debe realizar un esfuerzo de voluntad política para doblegar definitivamente toda alternativa continuista. No debería confiar en el ambiguo Massa para ello y sí ratificar el camino de unidad con sus aliados radicales y fuerzas provinciales, en el armado sectorial que implique un crecimiento genuino. Mas allá de eventuales resultados, dado el sórdido e implacable derrumbe de la estructura clientelista que ha dominado al peronismo hasta el hartazgo en las últimas décadas.

Será una sólida base para llegar en las mejores condiciones al debate del próximo domingo 15.

La asignatura pendiente será saldada,  más allá de las reservas de politólogos mediáticos sobre las condiciones de los contendientes para tal circunstancia. Y puede resultar decisiva para el resultado de la elección.

En tal sentido, conviene recordar una diferencia que muchos han pasado por alto. Para Scioli, será su primera experiencia en la cuestión, en tanto Macri, con mejores o peores resultados, ha debatido en todas sus postulaciones. Si a esto se suma la escasa consistencia de los kirchneristas a la hora del disenso  como en los casos de Recalde, Filmus y Fernández, puede anticiparse una tendencia.

Sin embargo, y aún con la importancia del debate, lo que es indudable para la sociedad, es la imperiosa necesidad de castigar en forma definitiva a los canallas que insisten en quedarse con el futuro de la Nación. Es claro que no se trata de peronistas o antiperonistas, sino de ellos o nosotros.(www.caraycecaonline.com.ar)

 

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