«Decirlo también me escandaliza a mí; cuesta creer eso, pero no es necesario que ella hubiera dado una orden» directa, precisa, señaló Perednik en una entrevista en InfobaeTV.
Agregó que, con el poder que concentraba la presidenta Cristina Kirchner, bastaba con que hubiera hecho un comentario como «a este tipo hay que sacarlo de encima» en una reunión de fieles colaboradores, y destacó la influencia que tenían «personajes como Delía y Esteche» durante el gobierno anterior.
Perednik, que vive en Israel pero visita seguido la Argentina, afirmó que «hay doce o quince pruebas que indican de manera irrefutable que Alberto fue asesinado. Lo del suicidio es un mito sembrado simplemente para crear confusión en la opinión pública, para que la gente crea que nunca se sabrá nada».
Sostuvo que «el asesinato de un fiscal es un hecho grave, que no tiene precedentes, no solo en la Argentina, donde el poder político asesina a un fiscal, y, al mismo tiempo, intenta desviar la atencion de la opinión pública a cuestiones como si tenía o no novia. Pero, este intento duró poco».
En este sentido, con respecto a la declaración judicial del ex espía Antonio Stiuso, dijo que «a este hecho lo veo fantástico, como la luz que se ve al final del túnel. También lo del fiscal Sáenz, el paso de la causa a la justicia federal y el desplazamiento de la fiscal Fein, que tanto hizo para imponer el mito del sucidio a través de una combinación muy sutil de ineficiencia y mala voluntad».
Perednik es autor del libro «Matar sin que se note», una crónica novelada sobre el rol de Nisman en la investigación del atentado contra la AMIA. Nisman le aportó datos y hasta leyó el original.
«El libro tiene algo de premonitorio porque juega mucho con la posibilidad de que lo maten. Esta especulación incluso llevó a la posibilidad de un título alternativo, que era El asesinato de Alberto Nisman. Cuando le mostré los cincos títulos alternativos, Alberto me sonríe, picarón, señala el número tres y me dice: ´Éste está piola, ¿eh’´. Era El asesinato de Alberto Nisman. Pero, en la editorial decidimos que no, que era demasiado morboso», contó.