El presente de la líder de las Madres, un emblema mundial de la lucha por los derechos humanos, es otra muestra de un modelo corrupto. (por Eduardo Paladini)
Buenos Aires, 5 de agosto.( caraycecaonline) La imagen parecía difícil de superar. Hebe de Bonafini, ya muy mayor, defendiéndose desde adentro de una combi de una acusación impositivo-laboral: juraba que había hecho los aportes de los albañiles que habían prestado servicios en su fundación. A los gritos, intentaba convencer a los periodistas que la rodeaban de que ella no había hecho un fraude con salarios de trabajadores en su mayoría pobres que debían construir viviendas para vecinos más pobres todavía.
La escena ocurrió tiempo atrás cuando fue revelado el fraude que se había consumado desde la fundación que ella presidía. Fue un jueves y en plena Plaza de Mayo, a donde Bonafini va desde hace años, con su pañuelo cansado en la cabeza, a hacer una ronda que es símbolo mundial de la lucha por los derechos humanos. Si Maradona representa un orgullo argentino para los futboleros, Bonafini lo hace desde un lugar menos famoso pero más profundo. Un ejemplo de coraje y lucha en la búsqueda de justicia.
Ayer, también jueves, aquel triste sketch se repitió. Con variantes.Mezcló militantes y defensores genuinos con actores de cuarta, para montar un cordón de aguante y que la policía no la meta presa: «Si tocan a Hebe qué quilombo se va a armar».
El tema es que el quilombo ya se armó. La Justicia no investiga los pasos de Hebe luchadora de los derechos humanos, sino su responsabilidad penal en una de las estafas más grandes del kirchnerismo. Y a la que ella le puso la firma. Ayer, Bonafini se ponía casi a la altura de una empresaria prófuga.
Amado Boudou
A partir de acá, la reflexión se bifurca desordenadamente para todos lados. Casi a pedido. Y muchas conclusiones, aun contrapuestas, se sostienen y no se invalidan.
¿Vale un análisis puramente institucional y judicial en un país que en este rubro fue y es cualquier cosa? Hay cientos, miles de argentinos queeludieron los tribunales de modo más vergonzoso, aberrante e injusto que Bonafini. Empezando por algunos señores que ayer jugaban de guardaespaldas. Un caso: cuando estalló el escándalo de Sueños Compartidos, el siempre presto Amado Boudou mandó gente suya a mirar las cuentas de la fundación. El desastre siguió. Ayer, el ex vice multi procesado se acercó a bancar la parada. Había otros. Alguno sugirió poner el camión de culata y aprovechar la volada.
¿Vale entonces un razonamiento puramente pasional y misericordioso para una abuela de 87 años que tanto sufrió en su vida? Si alguna vez se quiere empezar a ordenar las fichas hacia la quimera del país normal, no. La edad, por tomar sólo un parámetro, no es condicionante. Bonafini lo sabe mejor que nadie: muchos de los peores represores de la historia de este país son hoy ancianos que no pueden valerse por sí mismos. ¿Alguien aceptaría pasarlos exclusivamente por el tamiz de la Justicia militar?Otro ejemplo de moda: Alba, la monja que no es monja, que no escucha pero tiene celular, tiene 95 pirulos pero no falló para avisarle a una subordinada que se acuerde de abrirle a «José» (López). ¿Suficiente con que confiese el pecado y tenga multi rezos de castigo?
El edificio de la fundación, donde militantes y dirigentes le hacen el «aguante» a Bonafini (DYN).
La causa por los Sueños (no) Compartidos no puede quedar impune. Por todo lo que implicó. Por usar el paraguas de los derechos humanos para robar, por robarse (una vez más) plata destinada a los pobres. Pero que el clamor se resuma en la detención de Bonafini no es justicia. Hay una ristra de ex funcionarios (nacionales, provinciales y municipales) que aprovecharon el caso para enriquecerse. También ex colaboradores de esa fundación. No hay pruebas de que la líder de las Madres sea la dueña de un imperio hotelero o guarde millones de dólares en cajas de seguridad. Ella les abrió la puerta sin que nadie la obligue, es cierto: pero la crema de la fiesta se la comieron otros.(www.caraycecaonline.com.ar)