Fue regenerador del aporte histórico de los caudillos federales provinciales contra la negación del unitarismo. Dentro de la Nueva Escuela Histórica, luego de 1930, Rosa perteneció a la generación de Ernesto Palacio, Diego Luis Molinari y Julio Irazusta.
Buenos Aires, 20 de agosto.(caraycecaonline) José María Rosa fue “Un trabajador de la cultura en el campo de la Historia” al decir de su prestigioso colega , Fermín Chávez. El resto será cuestión de conocer sus obras.
Abogado, juez, diplomático, y profesor universitario, hijo de un ministro del gobierno de Julio A. Roca.
Fue regenerador del aporte histórico de los caudillos federales provinciales contra la negación del unitarismo. Dentro de la Nuieva Escuela Histórica, luego de 1930, Rosa perteneció a la generación de Ernesto Palacio, Diego Luis Molinari y Julio Irazusta.
En 1941 comenzó a colaborar con el el Instituto de Investigaciones Históricas, entidad que llegó a presidir desde en 1951 y hasta el triunfo de la llamada Revolución Libertadora, la que obligó su exilio en España. En ese período colaboró en Mayoría, Azul y Blanco y Segunda República, publicaciones que expresaban las expresiones resistentes del peronismo proscripto.
En las décadas del 60 y 70 Rosa dirigió la revista Línea y fue columnista de las revistas Confirmado y Panorama y en el diario La Opinión. La última dictadura militar lo sometió a juicios y persecuciones , salvando su vida sólo gracias su prestigio y renombre.
En su vasta obra destaca en primer término una monumental » Historia Argentina» en 13 tomos. Luego, entre numerosas más, figuran “La Misión García ante Lord Strangford”, “Rivadavia y el imperialismo financiero”, “Defensa y pérdida de nuestra independencia económica”, “La caída de Rosas”, «La verdadera historia de la Guerra del Paraguay», “La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas” y “Artigas, prócer de la nacionalidad” .
“Tenemos que recrear el amor por el pasado – dijo-desde una perspectiva de verdad, de fidelidad a la historia, que así entendido se transforma en una afirmación del presente, sirve para el presente y también para el porvenir.” .
El destierro en la década del ’50 le permitió investigar en archivos y bibliotecas extranjeros donde halló los documentos reveladores de la trama de acontecimientos decisivos de nuestra historia que traidores y falsarios nos escamoteaban. Ningún historiador con honestidad intelectual puede hoy negar que ignora los trabajos de Rosa, ni repetir impávido las versiones que antes recitaban los textos escolares y aparecían consagrados en los grandes diarios y en las academias.
En el “El Revisionismo responde” señaló la mala fe de la oligarquía en condenar a Rosas: “La oligarquía no condenó a Rosas por tirano, lo condenó por la defensa de la soberanía, y porque representó auténticamente a las clases populares”. (www.caraycecaonline.com.ar)