La situación de Sala es similar a la de José López, Ricardo Jaime, Lázaro Báez y la extensa lista de ex funcionarios o empresarios del kirchnerismo procesados por corrupción. (Por Jorge Avila)
Buenos Aires, 10 de diciembre.(caraycecaonline) El comienzo del último mes del año, tuvo como protagonista destacada a la ex señora presidente, que luego de escabullirse en los tribunales de Río Gallegos, se avino a comprobar la eficacia de las toallas húmedas de limpieza de bebés (según propio testimonio), tras dejar testimonio de sus huellas dactilares en el juzgado de Claudio Bonadío. La locuaz Cristina Kirchner, esta vez dio un escueto informe socio-ambiental, para cumplir el procedimiento del juez federal que lleva la causa «Hotesur», y evitó habituales bailes histriónicos. Incluso pidió a sus tropas de defensa no acudir a los tribunales de Comodoro Py, algo totalmente innecesario considerando el escaso entusiasmo de sus últimas convocatorias.
El que asumió la causa familiar fue Máximo, otro portador de apellido «perseguido», que atacó a la justicia macrista, notablemente mas eficiente en estos menesteres que en arreglar las internas propias, entre Carrió y Angelici, Lorenzetti, Gils Carbó, Rafecas, Freiler, Ana Figueroa y otros ilustres jurisconsultos.
La cuestión judicial no es menor en estos días cuando el Gobierno de Mauricio Macri cumple su primer año de gestión.
Desde diversos ámbitos, y apelando a una estrategia común de denunciar arbitrariedad judicial, se reclama la liberación de Milagro Sala, la poderosa traficante de influencias que desde 2007 hizo vivir en el ostracismo al entonces gobernador de Jujuy y titular del Partido Justicialista, Eduardo Fellner. La organización Tupac Amaru se transfromó en un «Estado paralelo» en la provincia norteña. Había aprovechado el amparo del poder estalinista en una región, donde la frontera con Bolivia desde hace tiempo, es una verdadera puerta giratoria para los narcos. Los planes sociales que el gobierno de Cristina Kirchner ditribuyó en esa provincia nunca fueron verificados por la gobernación. A tal ilegalidad, se sumó la fuerza de choque comandada por Sala que conjuraba a sangre y hierro, los reclamos sindicales y sociales. Ese sistema lo denunció en su momento el sindicalista municipal Carlos «Perro» Santillán, quien acusó a Sala de instalar la narcopolítica en la provincia norteña.
La oportunista salteadora avalada con la billetera oficial, dejó tendales de estafados con viviendas sin terminar, proyectos de educación fallídos y promesas de trabajo truchas, que ahondaron las miserias de una población castigada por la falta de horizontes y reivindicaciones populares desde hace varias décadas.
Las causas de la detención de Sala y varios de sus cómplices son de una gravedad inusitada, e incluyen el no esclarecido crimen del militante radical Jorge Velázquez durante la campaña electoral del año pasado. Extorsión, fraude, lavado de dinero y crimen, con indicios claros en dirección de la acusada, motivaron su procesamiento y encarcelamiento que ordenó la justicia jujeña.
Los «buenos oficios» de las organizaciones parakirchneristas, como «Cels» (brazo legalista del despreciable sirviente del portero Santa María, Horacio Verbitsky) y «Justicia Legítima» (a través del ex regenteador de prostibulos Eugenio Zaffaroni, que forma parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) salieron entonces a querer expresar una «solidaridad internacional». Así lograron de algunos de sus socios de las burocracias internacionales enquistadas en el «grupo de tareas» por detenciones arbitrarias de la ONU, y el titular de la OEA, el urugayo Luis Almagro, que reclamaran por Sala ante el gobierno argentino.
La situación de Sala es similar a la de José López, Ricardo Jaime, Lázaro Báez y la extensa lista de ex funcionarios o empresarios del kirchnerismo procesados por corrupción. Pero nadie ha pedido por ellos, y en esto hay que reconocer cierta coherencia a los protectores del camporismo residual que apesta la política nacional. Sala, desde la cárcel maneja la extensa trama de las organizaciones que, narcotráfico mediante, pueden seguir con subvenciones a quienes buscan destruir cualquier posibilidad de recuperación del país.
Convengamos que los nuevos inquilinos de la Rosada, tampoco se han esmerado demasiado en busca de refrescar las esperanzas. Hay mucho que decir del balance de gestión, que nos encargaremos de desmenuzar en el próximo envio.
Pero será justicia que luego del testimonio de Cristina Kirchner sobre el primer encubrimiento del atentado a la Amia, en su condición de ex senadora integrante de la comisión de seguimiento de la causa en la década de los 90, se arbitren medios para la reapertura de la denuncia final del fiscal Alberto Nisman por el pacto del kirchnerismo con Irán. Oscuros personajes, instigadores y ejecutores de la violencia que atraviesa nuestro país desde fines del siglo pasado, se suman al caso Sala. Carlos Telleldín, Eduardo Ribelli, Aníbal Fernández, Luis D´Elia y Fernando Esteche, entre otros. Es de esperar que pronto queden tras las rejas. Porque sin verdad, no hay justicia, y sin justicia no hay paz. (www.caraycecaonline.com.ar)