Narcotráfico Una historia de película

Las huellas en la Argentina del clan narco más rico del mundo

El narco Gerardo González Valencia

Es el de “Los Cuinis”, de origen mexicano. El número 2 del cartel desembarcó en Puerto Madero con su familia. Y abrió un supermercado top. Luego se fue a Uruguay y lo detuvieron.

Buenos Aires, 12 de diciembre.(caraycecaonline) En México vive una pequeña ardilla llamada “cuinique”, conocida por su capacidad para reproducirse. De allí, dicen, adoptaron su nombre “Los Cuinis”, un cartel mexicano de la droga cuyo tronco estructural son 12 hermanos: los González Valencia. Nadie sabía siquiera de la existencia de este clan hasta que en 2015 las autoridades de Estados Unidos lo presentaron en sociedad como “el cartel más rico del mundo”. A partir de entonces -con el reflector de la DEA encima- comenzaron a develarse sus contactos, negocios y crímenes. Los nuevos y los viejos. Algunos de ellos, según logró establecer ahora Clarín, con Argentina como escenario.

Una investigación judicial sobre el lavado de más de dos millones de dólares a traves de una sociedad constituída en la provincia de Buenos Aires en 2009; la residencia del número 2 del cartel y su familia en los departamentos del Hotel Faena durante 2011; y el secuestro y desaparición de un chef enterriano en Puerto Vallarta (México) en 2013 son los tres pilares de la conexión “Cuini” con nuestro país.

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La detención de Abigael González Valencia en un restorán de Puerto Vallarta (México) en febrero de 2015 descabezó temporalmente al cartel, cuyo liderazgo fue asumido entonces por su hermano Gerardo González Valencia. Pero éste también cayó, en abril pasado:siguiendo sus pasos comerciales a través de la investigación periodística “Panamá Papers” llegaron a su esposa, Wendy Amaral Arévalo, y lo detuvieron en Montevideo cuando estaba retirando a sus hijos de un exclusivo colegio.

Esta última detención tuvo una consecuencia directa en Argentina: reactivó un expediente abierto en 2009 en la Justicia Federal de Morón. La pista de “Los Cuinis” había comenzado a ser seguida por el fiscal Sebastián Basso seis años antes de que la Oficina de Control de Activos Financieros (OFAC, que depende del Departamento de Estado de los Estados Unidos) pusiera a esta organización en la lista de los narcotraficantes top del mundo.

Entre otras cosas, el fiscal Basso descubrió que, antes de radicarse en Uruguay, en 2011 Gerardo González Valencia se había mudado desde México hasta el Hotel Faena de Puerto Madero junto con su esposa y sus tres hijos. A los chicos, de 4 , 6 y 11 años, los envió a un importante colegio de la zona norte, adonde los diplomáticos extranjeros suelen inscribir a sus herederos. Allí, González Valencia pagó cash seis meses de colegio por adelantado. Nadie le preguntó nada.

Basso también determinó que el mexicano había fundado una sociedad anónima en Buenos Aires y que con dinero del narcotráfico pensaba abrir una cadena de supermercados top, uno de los cuales llegó a funcionar en pleno Puerto Madero.

La historia de “Los Cuinis” parece sacada de una serie narco y su capítulo argentino también. Incluso el origen de la causa en su contra fue curioso. Según consta en el expediente, el 10 de marzo de 2009 tres mexicanos que estaban en el país como “turistas” e iban en un Chevrolet Astra tuvieron un accidente con otro auto. Como el choque fue en Puerto Madero (los mexicanos vivían en las torres Le Parc), intervino Prefectura, una fuerza federal.

Cuando los prefectos quisieron identificarlos, los mexicanos los prepotearon, se dieron importancia y hasta les dijeron que en su país ya estarían muertos. Eso bastó y sobró para que los agentes tomaran nota de la patente del Astra.

La historia oficial sostiene que como el auto estaba a nombre de un testaferro argentino que vivía en Ituzaingó la causa quedó radicada en la Justicia Federal de Morón. Sea como fuere, allí se comenzó a investigar y se llegó hasta la sociedad “Círculo Internacional S.A”, fundada en abril de 2009, cuya actividad principal era “servicios de bares y confiterías”.

Por entonces el fiscal Basso no pudo ir mucho más allá. La DEA norteamericana aportó alguna conexión de los investigados con el cartel de Sinaloa pero poco se logró avanzar. Pocos meses después, la actividad de esos tres mexicanos (quienes resultaron ser una avanzada enviada por los González Valencia) se hizo pública: abrieron su primer local en el Dique 4 de Puerto Madero.

“Cadena mexicana Corner abre su primera tienda en el país”, tituló el 9 de septiembre de 2009 Fortunaweb. En la nota se habla de un proyecto de 15 tiendas en distintos puntos de la ciudad y de una inversion total prevista de 2,5 millones de dólares.

La Justicia corroboró que también llegaron a comprar un gran galpón y a señar otros dos locales que no llegaron a inaugurarse, uno en Congreso y otro en el Microcentro. El galpón fue vendido y por lo menos 60 mil dólares de esa operación fueron decomisados recientemente por la Justicia federal.

Los mexicanos pensaban en grande, pero algo pasó que torció su plan y abandonaron la Argentina a mediados de 2010. Luego se determinaría que más de un millón de dólares habían sido girados a “Círculo Internacional S.A.” desde la central “Círculo Mundial”, con sede en México y, según los registros de la OFAC, propiedad de “Los Cuinis”.

Luego de la retirada de sus enviados, Gerardo González Valencia llegó a Argentina en 2011. A partir de una modificación societaria realizada el 24 de octubre de ese año, figura como director suplente de “Círculo Internacional S.A.”.

Cuando fue detenido en Uruguay, en abril pasado, su hijo de 11 años le contó a la Policía uruguaya que habían salido de México porque una banda de encapuchados había copado su casa para asesinarlos. Su primer destino fue Buenos Aires y, desde la comodidad del Faena, los González Valencia comenzaron a viajar a Punta del Este con frecuencia y compraron allí una finca valuada en unos dos millones de dólares. A fines de 2011 se mudaron definitivamente a Uruguay.

Hoy Gerardo vive en un predio de la “Guardia Republicana”, una unidad antidisturbios uruguaya. Lo tuvieron que mudar allí hace tres meses porque ya había corrompido a medio personal del penal de Montevideo, donde lo habían alojado inicialmente.

Su esposa Wendy logró ser considerada solo partícipe secundaria de lavado de dinero: entra y sale con sus hijos de Uruguay. Con su marido, prepara artilleria pesada para defenderse. Según el diario El País, acaban de contratar a Julissa Reynoso (ex embajadora nortemericana en Uruguay) para que los represente si son extraditados a Estados Unidos. (www.caraycecaonline.com.ar)

 

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