Editoriales Panorama político

Causas naturales

Báez con Cristina salen del mausoleo de Kirchner

Tras la crisis política del «que se vayan todos» de comienzos de siglo, quedaron todos, y además, se ha reproducido e fuero incorporados familiares,  para seguir esquilmando a una sociedad hastiada de promesas falaces. (Por Jorge Augusto Avila)

Buenos Aires, 15 de julio.(caraycecaonline)Los forenses suelen burlarse de los curiosos al decir cuando se resuelve un crimen, que fue por causas naturales: le dieron cuatro balazos, y naturalmente, murió. Algo similar puede aplicarse al comienzo oficial de las campañas para las primarias del 13 de agosto. Están  teñidas por habituales chicanas sin límite  del elenco estable de la desgastada clase política.  La que tras el «que se vayan todos» de comienzos de siglo, quedaron todos, y además, se ha reproducido e incorporado a familiares,  para seguir esquilmando a una sociedad hastiada de promesas falaces. Una sociedad que sólo busca vivir en paz, y respeto, y quiere honestidad y compromiso de quienes acceden a la función pública. El desalojo de una fábrica tomada, provocada por la disputa sindical entre delegados trotzkistas y el gremio que conduce un diputado del «renovador» Massa. Sumado al cinismo canalla de la procuradora Gils Carbó, integrante de la banda «chic» del kirchnerismo judicial, y residual, y la escenificación de algunos caciques provinciales sobre el estado de la Nación, permiten inferir que la reiteración de métodos ratificará el conocido dicho: «Quien hace siempre lo mismo, no puede pretender resultados diferentes».

En estos días que corren, crisis es una palabra devaluada. Todos la pronunciamos, pero poco se resuelve en un cementerio de frustraciones. Conocemos de sobra este lenguaje patético, inmerso en la evocación de un paraíso perdido.   Si soportamos este azote de la crisis permanente, bueno es recordar que la legitimidad republicana también exige una ética de constante reconstrucción. Entonces, ¿por dónde comenzar?Estamos atravesando un período en el cual confluyen cuatro crisis de importancia : la económica, la social, la mediación política y la crisis de autoridad.

La crisis económica no requiere mayores explicaciones, salvo quizá la que subraya la irresponsabilidad e incompetencia contenidas en el endeudamiento. Desde hace largas décadas, la Argentina se desenvuelve bajo el manto de la ficción fiscal. Nos engañamos, creemos por un instante haber alcanzado la meta del desarrollo y sucumbimos luego de recibir los cachetazos de unos efectos que desmienten con crudeza aquellas ilusiones.

Este juego, para nada inocente, está viciado por una despiadada producción de desigualdades. Debido a la ausencia de un concepto de la obligación ciudadana, los argentinos hemos generado un endeudamiento de tal magnitud que ha llegado al extremo de fracturar los niveles mínimos de igualdad e integración propios de una democracia consolidada. En el plano político, el Estado, nacional y provincial, y los evasores son los principales agentes de esta encrucijada.

De tal modo la economía permanece estancada, el desempleo aumenta y con ello se hace más desesperante la situación de millones de argentinos, en especial niños y jóvenes, que sobreviven excluidos, sin rumbo alguno ni proyecto de ascenso. Este es el cuadro de la crisis social, en sí misma desgarradora, por donde se cuelan pequeños grupos, organizados o espontáneos, que creen en la redención  de la violencia. Y la situación se hace más dramática con  la ineptitud de algunas administraciones, más atentas a satisfacer el clientelismo que a amortiguar la pobreza.Este trance no solo trasunta la escasa habilidad de los partidos para forjar coaliciones estables de gobierno: el diseño institucional no ayuda y coloca el sistema político bajo una intensa presión electoral.

Si no estuviera en juego el poder de las provincias  con la renovación  del Senado y  de Diputados, otro sería el ánimo entre el Gobierno y la oposición para afrontar reformas pendientes y acelerar   las causas judiciales  que investigan le gigantesca corrupción de la ex presidenta, y sus cómplices.

Errores y algunas desinteligencias internas en Cambiemos agravan la condición de minoria parlamentaria ; pero, la proximidad del choque electoral de octubre maniata a amigos y adversarios. De cara a este panorama, la autoridad política del Gobierno no puede darse el lujo de profundizar la crisis económica, la crisis social y la crisis política. Por el peligro de quedar cercado . De allí que para sortear un asedio semejante es templando la disciplina interna y antes que nada, tener un ejercicio republicano en la decisión política.

Las imágenes son solo un componente de la autoridad, mucho menos importante que los que surgen de la capacidad de un gobierno para dar respuesta a los problemas.Estas exigencias del buen gobierno  multiplican el reto económico, social y político. No todo está perdido, pero el desfiladero se estrecha.  No está en cuestión la legitimidad de la democracia; está en entredicho la eficacia del gobierno de la democracia.(www.caraycecaonline.com.ar)

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