Las revelaciones de Alejandro Burzaco en la causa iniciada por la ex fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch en 2015 sobre la corrupción en la FIFA, motivaron un tembladeral en nuestro país en el manejo del estandarte kirchnerista «Fútbol para Todos(Por Jorge Augusto Avila)
Buenos Aires, 18 de noviembre.(caraycecaonline) Y la pelota se manchó, parece. Las revelaciones de Alejandro Burzaco en la causa iniciada por la ex fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch en 2015 sobre la corrupción en la FIFA, motivaron un tembladeral en nuestro país en el manejo del estandarte kirchnerista «Fútbol para Todos». Más allá de la justicia y la trágica decisión de uno de acusados, el abogado Jorge Delhon, en la foto presentación de la corrupción cultivada en la «década ganada», junto al finado Julio Grondona, aparecen la «barra brava presidencial» de entonces. La encabezaba Cristina Kirchner, Aníbal «la Morsa» Fernández, Florencio Randazzo, Eduardo Fellner, Jorge Taiana, y Diego Maradona. A los funcionarios procesados e imputados, que ahora suman al evanescente diputado Máximo, y su mamá , les escuchamos todo tipo de explicaciones. Pero al astro bolivariano, máxima estrella del firmamento futbolero, ni una palabra, refugiado en su condición de intocable, similar a Hebe de Bonafini, incluso para la justicia. El ex capitán del Seleccionado campeón en México 86, aprendió pronto los códigos mafiosos: «silenzo stampa» y «omertá». Ojalá alguien lo baje de su pedestal , y también rinda cuentas por sus robos a un pueblo que en su momento disfrutó de sus dotes deportivas, pero que desde hace tiempo sufre sus extravíos.
Mientras en Nueva York, sigue el «ventilador» de Burzaco , por aquí comenzó a soplar una suave brisa que acompañó los acuerdos previos para alcanzar las reformas tributaria, laboral y previsional, ejes de la gestión para el próximo bienio hasta completar el mandato como remarcó el presidente Mauricio Macri. En el primer caso, luego de algunos «corcoveos», casi la totalidad de los gobernadores firmaron el nuevo pacto fiscal, que implica reducción del gasto público, reasignación de partidas y disciplina impositiva. Sólo San Luis se abstuvo, pero los Rodríguez Saá todavía se están reponiendo del susto en las elecciones, así que habrá que esperar que vuelvan a su «juicio» pronto. No será gratis para ellos. El paquete normativo ya se presentó en el Congreso, y habrá que seguir con atención el debate sobre la «letra chica», aunque todo indica que sin lograr una nueva Ley de Coparticipación como exige la Constitución de 1994, es necesario avanzar sobre un federalismo fiscal que impida la recurrente demanda provincial, y comience a garantizar mecanismos genuinos de financiamiento regional. Recursos no faltan, y sólo hay que dejar de «robar por un par de años» como en había dicho Luis Barrionuevo.
Y en materia sindical, precisamente, el acuerdo del Gobierno con la CGT fue otro de los puntos claves para ir por una reforma laboral tan postergada. Los caciques del gremialismo, siempre al calor del poder, se aseguraron ciertas continuidades como el congelamiento de los convenios colectivos, el monopolio de afiliaciones y el manejo de los fondos de las obras sociales, para cambiar el cálculo de indemnizaciones, la regulación de horas extras y bonificaciones, entre otras cuestiones que no obstante, han merecido la furibunda reacción de Pablo Moyano y los «combativos» dirigentes de la CTA, Hugo Yasky y Pablo Micheli, que despertaron tras la extensa siesta que habían comenzado durante el anterior gobierno. Los empresarios también quedaron conformes a medias, y habrá que ver si alcanza para que se genere algo de empleo, y se comprometan a combatir la informalidad. No los acompañan los antecedentes, ni a unos ni a otros.
La cuestión más espinosa sin duda, es una reforma previsional sobre la que se han expresado pocos, entre otras cosas, porque nadie convocó al diálogo a representantes del sector. Hay que recordar que el régimen de seguridad social, una de las conquistas del peronismo, nunca fue pensado por su líder como eternamente dependiente del Estado. Nacido como un sistema de mutualidades, cobró auge con la creación de las cajas de jubilaciones y pensiones civiles a comienzos del siglo pasado, y se expandió a partir de 1945 hasta convertirse en un régimen nacional, que después fue saqueado por los gobiernos de turno, consolidando un gravoso déficit que hasta hoy tiene que cubrir el Tesoro Nacional . Ya hemos asistido a la privatización, la reestatización y ahora a la reparación histórica. El interrogante es si se logrará encontrar una fórmula adecuada para quienes llegan al fin de una etapa, y merecen retribuciones dignas, además de respeto y consideración. En todos los casos, pareciera que todos están conformes con un maquillaje ligero. Es de esperar que el Gobierno avance más allá. Así como se recupera la ética del poder, transparencia a través de los organismos de control y obras públicas con financiamiento genuino, estos acuerdos básicos se deben transformar en el primer paso para lograr un movimiento sindical auténticamente reivindicativo. A su vez un esquema tributario con equidad y un sistema previsional solidario, sin privilegios, y donde el Estado deje la falsa dicotomía de la supletoriedad y subsidiaridad. No hay organismo jurídico superior a la conciencia social, ni subsidio que alcance para los pobres de espírtu.(www.carayecaonline.com.ar)