Política La semana política

Cenizas y diamantes

Presidente Mauricio Macri y el camionero HugoMoyano

El fracaso del paro general muestra que el país profundo sabe reconocer un presente adverso, por distintos motivos. Pero no quiere volver a la tierra arrasada que dejó el kirchnerismo con su matriz de corrupción, cuyos gestores desfilan por Tribunales. (por Jorge Augusto Ávila)

Buenos Aires, 29 de setiembre.(caraycecaonline) El proceso geológico es simple. Bosques inmensos de árboles petrificados transformados en cenizas, arrasados por lava volcánica, rocas del magma terrestre emergiendo para luego sucumbir a las profundidades con el paso de las eras, las glaciaciones, los abruptos cambios climáticos, hasta alcanzar un inestable equilibrio. Entonces. aquellas formaciones afloran cercanas a la superficie, como cristales diáfanos, preciados diamantes testigos de tiempos de fuego. La realidad política de nuestro país, puede explicarse mejor desde la geología que por las pesadas monsergas economicistas que descargan a diario los conocidos de siempre. Se habla de tercios, cuando estamos ante una realidad bifronte. El país profundo sabe reconocer un presente adverso, por distintos motivos. Pero no quiere volver a la tierra arrasada que dejó el kirchnerismo con su matriz de corrupción, cuyos gestores  desfilan por Tribunales. La jefa de la banda, Cristina Kirchner, sus herederos Máximo y Florencia, la tia Alicia y demás deudos, apelan a tecnicismos para evadir el avance de la Justicia. Buscan el daño de cualquier alternativa que beneficie al pueblo y atacan infructuosamente las soluciones que  van surgiendo para superar la coyuntura. El fracaso del paro general de Moyano, Daer y sus cómplices, es una prueba de ello. La gente fue a trabajar. Como pudo, haciendo dedo, grupos en auto, caminando. Saben que detrás solo hay intereses creados y falsedades. Nada hicieron los Micheli ni Yasky o Godoy para evitar el latrocinio durante doce largos años. Tampoco para intentar una solución en los nuevos tiempos de austeridad y necesaria contriccion. Tampoco los  intereses concentrados empresariales, desde la UIA a la CGE parecen aportar mucho más que la búsqueda de defensas corporativas y oportunistas. Las alternativas parecen claras. O se comparte el esfuerzo colectivo, en materia política y económica, o se continua esperando la repetición de ciclos cada vez mas gravosos para la Argentina y los argentinos. El gobierno está en condiciones de hacer un aporte para evitar las cenizas que los fatalistas del acontecimiento insisten en augurar. Un día después de la renuncia de Luis Caputo al BCRA, se anunció el nuevo acuerdo con el FMI. Con la ratificación del compromiso por alcanzar el déficit primario cero en el ejercicio 2019, el FMI accedió a una ampliación del préstamo y un adelanto de desembolsos.
A su vez, fueron anunciados cambios en la política monetaria y cambiaria, tendientes a llevara adelante una postura más restrictiva aún que logre torcer la dinámica inflacionaria. Es clave el  retorno de la credibilidad en la gestión. En los tres meses que restan del año, en lugar de recibir 5.800 millones de dólares, nuestro país recibirá 13.400 millones de dólares y el año próximo en lugar de 11.700 millones de dólares serán 22.800 millones. Se busca alejar aún más las dudas de un posible «default » soberano, y que el  Tesoro quede sin necesidades de emitir más deuda para renovar capital hasta 2020. Con ello  recobrar la confianza de los mercados y reabrir el flujo de capitales hacia el país tal como ocurría antes del comienzo de la reversión de abril. Una lectura más profunda del nuevo programa monetario hace pensar que este debería ser el escenario que el gobierno consideraría exitoso. Un reflujo de capitales que estabilice e incluso deprima un poco la cotización del dólar sería clave para ayudar a contener la inflación de los próximos meses, dotar de financiamiento al sector privado, reducir la prima de riesgo.Así, funcionar como una especie de puente a la espera que el ajuste cambiario comience a mostrar efectos concretos sobre la cuenta corriente y que nuestro país requiera menos dólares. Algunos indicios  ya comienzan a aparecer. Según el BCRA, los dólares consumidos en viajes y tarjetas de crédito fue en agosto el más bajo para los últimos 3 años en ese mes. A su vez, el atesoramiento de dólares por parte de los agentes, que llegó a superar los 3.500 millones de dólares en mayo, cerraría septiembre alrededor de los 1.500 millones. De esta manera, y más allá de la infinidad de detalles técnicos, la suerte del nuevo programa se jugará en dos variables clave: que el gobierno pueda efectivamente llegar al déficit cero el año que viene y que la corrección cambiaria de los últimos meses comience cuánto antes a cerrar de forma contundente la brecha externa. No será entonces en el barro electoralista donde se busquen los diamantes que la fantasía parece atesorar entre los  aspirantes del poder, Massa, Urtubey, Pichetto o Schiaretti. Tampoco en los plutócratas desgastados con final carcelario, como Cristina Kirchner y sus adláteres. Es tiempo, también para el gobierno, de una gestión que permita valorar el esfuerzo cotidiano de millones de argentinos dispuestos a apostar a un futuro digno, que tendrá como testigos en el cierre del G20 y los acuerdos bilaterales, el nacimiento de una nueva era para alcanzar de un proyecto nacional que consolide una República, con menos inequidad, mayor paz y bienestar social. Olvidemos a los dinosaurios que seguirán gruñendo sus amenazas. La especie argentina siempre sobrevivirá.(www.caraycecaonline.com.ar)


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