No hace pié, en este agitado escenario, el «renovado» kirchnerismo oscurantista, que apela a soluciones dignas del realismo bananero, como su tarjeta de alimentos contra el hambre, avalada por Bergoglio, Tinelli, y Carlotto.
Buenos Aires, 16 de noviembre.(caraycecaoline) Sin haber comenzado aún su ciclo, el proto gobierno kirchnerista de Albertico y la «reina cubana», ya muestra señales inequívocas de tomar los peores caminos. En medio de las convulsuiones que sacuden la región, la búsqueda por establecer un criterio tercerista, afín con la notoria «cristinización» de la gestión, ha arrojado resultados devastadores. Aún entre sus aliado, la condena a un supuesto autogolpe de Estado en Bolivia, para exculpar de fraude al cocalero Evo Morales, resulta patética. Fue insumida una sesión parlamentaria para aprobar que «fue un golpe», mientras el vecino país está al borde de la guerra civil furto de los desbordados manejos de quienes pretendieron eternizarse en el poder. Indecisos respecto a Chile, en ambos casos ineficaces para salvaguardar el ejercicio profesional de periodistas y diplomáticos, la única definición fue la convocatoria a un grupo como el de Puebla, que además de su notoria ineficiacia, carga el desprestigio de Lula, Mujica y el propio López Obrador. Eficientes gerentes del avance narco en sus países, como ya hemos dicho en varias ocasiones. Apadrinados por Rodríguez Zapatero, cuyo heredero en el gobierno español, Pedro Sánchez, parece encaminarse a una nueva quiebra junto a los socios chavistas de Podemos. No hace pié, en este agitado escenario, el «renovado» kirchnerismo oscurantista, que apela a soluciones dignas del realismo bananero, como su tarjeta de alimentos contra el hambre, avalada por Bergoglio, Tinelli, yCarlotto. Y esto todavía no empezó. Después del 10 de diciembre, esperan obligaciones y compromisos, financieros e institucionales, que pueden convertirse en vendaval. Uno de las desafíos con las que deberá lidiar el próximo gobierno será la inflación, que concluirá el último año de gestión con el guarismo más elevado de los 4 años y la más alta desde los años 90. Sin embargo, esta afirmación esconde ciertos matices porque sería erróneo comparar este nivel de inflación con el del período 2011-2015, así como con la que le tocará afrontar a la nueva administración entre 2020 y 2023. El manejo de la política monetaria a futuro será un eje clave para comprender qué puede suceder con la inflación de aquí en adelante. El gobierno tiene la necesidad de cubrir varios agujeros de pesos, tanto por déficit primario como también por intereses de la deuda en moneda doméstica, y la pregunta que surge es de donde conseguirá ese dinero dado que los mercados externos están cerrados a las expectativas de personajes conocidos que en 2015 dejaron un «default» subsanado con esfuerzo por la administración macrista ante el apremio de los «holdouts». ¿ Resultan conocidos los terminos anglosajones utilizados ?. Parecen olvidados para Kicillof, Kulfas y «kompañía». Sería iluso pensar que mayor emisión monetaria en un contexto donde la demanda de dinero se encuentra en niveles tan bajos y similares a los de la crisis de 2009, no tendrá efecto en la inflación. Pero cuando la inflación empezó a responder a la fuerte contracción monetaria producto de la crisis financiera global, volvió a llevarla a niveles de crecimiento muy por debajo de los exhibidos en los años previos, donde la inflación también respondió a la baja. En tal sentido, el gobierno de Cambiemos deja ahora un panorama diametralmente opuesto: las reservas netas serán mayores que las que quedaron en 2015 (cerca de US$ 6.000 millones proyectado a fin de año, contra alrededor de menosU$S 4.000 millones en 2015), una restructuración de la deuda parece imprescindible para cuidar las reservas en este sentido. En un caso extremo, donde el gobierno entre en «default» de los títulos y no cuente con reservas, el tipo de cambio paralelo podría pasar a ser el principal precio de referencia en materia cambiaria.Por otro lado, la desindexación de parte del gasto público, desacelerando la nominalidad con la que corre la economía, sería de gran importancia en el corto plazo, mientras se trabaje en consolidar las cuentas fiscales. En el caso de que el gobierno planee emitir para atender sus compromisos de deuda, sumados a una ampliación del déficit, el camino se volverá más vertiginoso. Las pulseadas internas frentistas y opositoras, pueden adquirir entonces, otra dimensión. Será un duro aprendizaje para toda la sociedad. Superar la etapa implicará entonces, comenzar un camino nuevo hacia el crecimiento, el desarrollo sostenible y la reconstrucción social.(www.caraycecaonline.com.ar)