Mas de 14 toneladas de bombas borraron la vida de 350 civiles y provocaron heridas graves a un miillar de viviles que presenciaban el desfiles de desagravio a la bandera nacional.
Buenos Aires, 16 de junio 2020.(caraycecaonline) En un mediodía nublado y frìo de 1955l Aviación Naval y parte de la Fuerza Aérea, dejaron caer 14 toneladas de bombas sobre Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno. Fue una sublevación para ultimar al presidente Juan Domingo Perón una masacre que produjo 350 muertos. y 2.000 heridos.
Fue el mayor acto de terrorismo de nuestra historia y único atentado de una fuerza militar contra la población civil a la que debía proteger.
Aquel alzamiento, sin embargo, quedó impune al no ser considerado “Delito de lesa Humanidad”.
Un año antes, el justicialismo había triunfado en elecciones generales para elegir vicepresidente dada la muerte de Hortensio Quijano, que ocupaba ese cargo.
El frente opositor creciente lo integraban la cúpula de Iglesia católica, la Sociedad Rural, y amplios sectores de las Fuerzas Armadas, principalmente la Marina.
Los resultados electorales habían confirmado que Perón no podría ser derrotado en las urnas.
A pesar del contexto de crisis económica, el peronismo se había empeñado en mantener la distribución del ingreso beneficiosa para los asalariados.
Los trabajadores conservaban un 53 % de participación en el PBI, una cifra única en la historia de América latina. Elemento que volcaba a sectores empresarios al descontento contra el oficialismo, particularment por el protagonismo de la CGT en la economía nacional.
Como parte del creciente enfrentamiento con la Iglesia, el gobierno había impulsado en 1954 una ley de divorcio, y unos meses después suprimió la enseñanza religiosa en las escuelas públicas.
El 20 de mayo de 1955, había sido convocada una Convención Constituyente con el propósito de declarar un Estado laico,
En abril del 55, unos 200 mil católicos se movilizaron a Plaza Mayo en el marco de la celebración de Corpus Christi, un hecho político que entusiasmó a los golpistas y convenció hasta el más indeciso de que se podía derrocar al «tirano».
Durante la concentración, un grupo no identificado, pero que historiadores identificaron con infiltrados de la masonerìa, quemó una bandera argentina, para culpar de la afrenta el Gobierno nacional-.
El Gobierno entonces decidió “desagraviar” a insignia patria con una parada militar en Plaza de Mayo, el día 16 de junio.
En aquel jueves invernal, una multitud contemplaba el desfile militar cuando a las 12.40, el cielo se ensombreció ante la presencia de 40 aviones de la Aviación naval y de la Fuerza Aérea que comenzaron a dejar caer bombas sobre la muchedumbre que cubrìa a Plaza de Mayo.
Los aparatos llevaban dibujados en su fuselaje la insignia «Cristo Vence», y en la primera de sus oleadas, una de las bombas impactó de lleno contra un trolebús repleto de pasajeros.
Perón se refugió en los subsuelos del edificio Libertador y consiguió de esta forma salvar su vida, mientras, en las calles, la CGT movilizaba columnas a la Plaza y los sediciosos realizaban tres oleadas más de bombardeos destruyendo parte de la Casa Rosada.
Los ataques cesaron a las 17.40 y los sublevados huyeron a Uruguay, donde el presidente Luis Batlle, concedió asilo político.
Las tropas del Ejército leales al Presidente sofocaron el levantamiento, cercando a los alzados que se habían concentrado en el Ministerio de Marina.
En la noche, Perón pronunció un discurso pacificador, e instruyó la formación de un consejo de guerra para los golpistas.
Entre los responsables de tirar las bombas había estado el entonces joven teniente de navío: Eduardo Emilio Massera, y también el dirigente radical Miguel Angel Zavala Ortiz, luego canciller de Arturo Illìa.
Manifestantes enardecidos quemaban la Catedral y varias iglesias ubicadas en el centro de Buenos Aires, atentados que varios historiadores atribuyeron a grupos masónicos.
En agosto, el Consejo de Guerra declaró culpables a los principales cabecillas de la rebelión, pero el gobierno no pudo apaciguar el clima insurreccional dentro de las Fuerzas Armadas.
Fue asì que 16 de septiembre, los golpistas lograban derrocar al gobierno constitucional, tras varios días de enfrentamientos. Perón tuvo que asilarse en Paraguay y luego recorrer varios países centroamericanos, hasta fijar residencia en el barrio Puerta de Hierro, en Madrid, donde estuvo exiliado hasta noviembre de 1972.
La autodenominada Revolución Libertadora, fue liderada en principio por el general Lonardi y luego por Pedro Eugenio Aramburu y el contraalmirante Isaac Rojas, sirviente de Gran Bretaña. El peronismo fue proscripto y la represión llegó hasta los fusilamientos de 1956, Fueron ejecutados 27 personas entre militares y civiles tras la jornada del 9 de junio de 1956 cuando fracasó el intento por restaurar el gobierno constitucional del general Perón
En el plano económico, los militares devaluaron la moneda, favorecieron los intereses de los agroexportadores y suscribieron la incorporación de la Argentina al Fondo Monetario Internacional. A cambio recibieron un innecesario préstamo de 200 millones de dólares con el que iniciaron la cadena de la deuda externa tan gravosa hasta el presente.
Quien quiera oir que oiga. No es que duela la verdad, lo que no tiene es remedio.(caraycecaonline.com.ar)