Buenos Aires, 29 de junio., (caraycecaonline) Cuarentena obligatoria, hisopados por PCR y testeos serológicos, son las medidas centrales con las que las autoridades intentan contener la pandemia de coronavirus en la Argentina. Pero ninguna está exenta de cuestionamientos: la cuarentena, por sus dramáticas consecuencias socioeconómicas; los hisopados, por ser siempre pocos; y los testeos rápidos de anticuerpos, tanto por el objetivo -para muchos indefinido y hasta equivocado- con que se los hace, como por su grado de efectividad. Precisamente, ese último aspecto se puso de relevancia el viernes, cuando se supo que el Gobierno porteño sacaba de circulación 20.000 pruebas serológicas provenientes de Corea, por problemas calidad.
Según informó La Nacióncional, que aprovecha los tests serológicos para investigar el grado de contacto entre la población y el Covid-19, el Ministerio de Salud porteño usa esas “tiritas” de un modo más focalizado, en personal de la salud y en geriátricos. «Pero el lote que ahora se retiró se había distribuido solamente en hospitales», confirmaron desde esa cartera.
El inconveniente se generó por una inconsistencia en los resultados obtenidos, luego de testear a personal de la salud del Hospital Muñiz:, las pruebas cuestionadas conformaban el lote 39A de una partida de 100.000 «kits» de diagnóstico rápido, comprados a la empresa coreana SD Biosensor. La advertencia sobre las fallas en esas pruebas fue comunicada a la Ciudad desde el Laboratorio de Virología del Hospital Muñiz.
A diferencia del gobierno na de nueve positivos por serología, sólo uno tuvo hisopado positivo. La eficacia de las PCR permite deducir que, entonces, ocho tests rápidos fueron falsos positivos.
El Hospital Muñiz, referente en materia de enfermedades infecciosas, es uno de los centros de salud donde se valida la eficacia de los tests rápidos contra el coronavirus que llegan a la Argentina.
¿Por qué se hizo una PCR a quienes habían dado positivo en la prueba rápida? ¿No era que los anticuerpos aparecían «ya pasada» la enfermedad? Entenderlo requiere desmitificar algunos conceptos erróneos sobre el Covid-19 y los tiempos en los que el organismo libera anticuerpos para combatir la infección.
Terreno fangoso
Jorge Geffner es investigador Superior del Conicet y está a cargo de la materia Inmunología de la Facultad de Medicina de la UBA, entorno desde el cual (al igual que en el Muñiz y en otros centros de salud) colaboran con la validación de las pruebas diagnósticas que se usan en el país.
“La validación viene de afuera, en principio, pero nosotros las revalidamos con un panel de suero grande que tenemos. Es importante el control estatal y nosotros informamos lo que vemos, aunque es la ANMAT la que decide si aprueba o no”.
Si bien aclaró que en este caso no habían hecho la validación de la partida cuestionada (que, de hecho, se hizo en el propio Muñiz), Geffner explicó cómo se trabaja y cuál es el margen de error de las pruebas serológicas: «Sobre la base de 100 determinaciones que ya sabemos que son positivas, al menos 70 tests rápidos deberían dar positivo. Menos del 70% es muy bajo. Si da 70% o más, está bien. Es una limitación con la que tenés que saber que contás”.
¿Qué hace el test rápido? Sea alemán, chino o coreano (los hay de distintas marcas y países de procedencia), busca en sangre dos anticuerpos: Igm e Igg.
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El primero, el Igm, aparece (seguro) en lo que los infectólogos llaman fase aguda de la infección. “La fase aguda es la franja desde que te pescaste la infección hasta aproximadamente las dos semanas siguientes”, señaló Geffner.
El segundo, el anticuerpo Igg, aparece en un momento menos certero: “En la mayoría de las infecciones, pasan varios días, 15 a 20 desde la aparición de los síntomas, pero el SARS-Cov2 no es una infección común en este sentido”.
“El problema con el coronavirus es que cuando alguien te tose encima y te lo pescás, hay un período de latencia (hasta la aparición de síntomas) de 5 a 7 días y hasta 14. Los anticuerpos Igm aparecen en el día séptimo a noveno, tras la aparición de síntomas. Los Igg, entre los 15 y 20 días. Pero en muchos pacientes, las dos curvas suben a la vez”.
Sin embargo, no perduran en sangre del mismo modo. Según el experto, «surjan a la vez o no, la Igm desaparece en cierto momento y la que queda más tiempo es la Igg». O sea que para asumir que el paciente “pasó” la fase aguda de la infección, hay que mirar la ausencia del anticuerpo Igm en sangre: «Si te da positivo la Igg y no la Igm, la conclusión es que superaste el período agudo. Pero si todavía está la Igm en sangre, aunque veas la Igg también, se concluye que la persona está claramente cursando la enfermedad”.
Sin dudas es un incordio pasar por un invasivo hisopado por culpa de una prueba rápida defectuosa. Pero Geffner explicó que «este tipo de inconveniente no es tan común», y concluyó: «De hecho, esta marca se había usado y, por lo que tengo entendido, estaba dentro de los niveles de confiabilidad aceptables”. (www.caraycecaonline.com.ar)