Hasta la cuarentena, el asesinado ex funcionario vivía en Buenos Aires, hacía gimnasia y cuidaba su salud. Investigado por lavado, esperaba librarse de los problemas judiciales.
Buenos Aires, 6 de julio.(caraycecaonline)Entre Buenos Aires y Santa Cruz, como aquella rutina que realizaba cuando trabajaba para Néstor y Cristina Kirchner, Fabián Gutiérrez pasó las últimas semanas de su vida. En Buenos Aires, sus últimas consultas fueron sobre la causa de los cuadernos de las coimas, donde en septiembre de 2018 se convirtió en imputado colaborador aportando datos contra Cristina Kirchner. El ex secretario privado de la actual vicepresidenta quería que se realice el juicio oral, y concluir con ese proceso. Luego, recorrió por tierra los casi 3.000 kilómetros que separan la Capital Federal de El Calafate, donde había decidido cumplir la cuarentena. Allí fue asesinado.
Gutiérrez viajaba constantemente por los negocios que había emprendido con un conjunto de empresas, las mismas que investiga la justicia federal por presunto lavado de activos. Vivía más en Buenos Aires que en su provincia, pero cuando iniciaba el aislamiento preventivo, social y obligatorio decidió cumplirlo en Santa Cruz junto a su familia. Apenas se habilitó la circulación interna, regresó al sur en un vehículo particular.
Entre las últimas cosas que le contó a una de las personas de su mayor confianza en Buenos Aires, Gutiérrez relató que estaba haciendo ejercicio para bajar un poco más de peso, y que sus últimos chequeos médicos mostraban mejoras en sus valores clínicos. «Estaba bien de ánimo, más tranquilo que en otros tiempos», contó su confidente.
Cuando en 2010 renunció a la Secretaría General de la Presidencia como secretario de la presidenta y se alejó de la Casa Rosada, Gutiérrez eligió radicarse en El Calafate. Allí llevó adelante varios emprendimientos comerciales, al os que dedicó su tiempo hasta que en 2018 volvió a aparecer en la escena pública: José López, ex secretario de Obras Públicas del kirchnerismo, lo señaló como quien le dio la orden para mover los bolsos con 9 millones de dólares que intentó esconder en el convento de General Rodríguez.
En estos últimos meses, le preguntaba una y otra vez a su abogado penalista, Martín Magram «cuándo va a empezar el juicio». La causa cuadernos -en la que también se ordenó la inhibición general de sus bienes- fue elevada juicio oral a finales del año pasado. Gutiérrez quería que ese proceso concluya, «que se realice el juicio y se resuelva todo», explicó a Clarín su asesor letrado. Lo que le daba tranquilidad es que su calificación legal «era menor a la del procesamiento inicial» dispuesto por Bonadio porque la Cámara Federal porteña la había bajado al revisar el caso.
Pero la consulta de Gutiérrez no tenía respuesta: la pandemia por el Covid19 modificó la agenda judicial en Comodoro Py, aunque el Tribunal asignado estaba resolviendo varias de las cuestiones planteadas por muchos defensores.
La última semana se había mudado a una de sus casas en El Calafate. Esa vivienda, donde la justicia sostiene que fue asesinado, permanecía alquilada hasta hace pocos días.(www.caraycecaonline.com.ar)