Hugo desplazó a su hijo Pablo de la Federación de Camioneros y de Independiente. Cortocircuitos con Liliana Zulet, esposa de Hugo; vínculos sospechados en el club y la prepotencia permanente provocaron el quiebre.
Hugo Moyano desplazó a su hijo Pablo, hasta ahora el heredero natural de su liderazgo, del club de Avellaneda y de la Federación de Trabajadores Camioneros, donde había sido secretario adjunto durante los últimos ocho años. Para entender el subtexto de la movida es necesario conocer algo más: a la conducción de la Federación ingresaron otros tres hijos de Hugo; el abogado laboralista Hugo Jr. como secretario de Asuntos Jurídicos; Karina, a cargo de la Secretaría de la Mujer; y Jerónimo, con 22 años el menor de la familia (hijo del camionero con la empresaria Liliana Zulet), flamante secretario de la Juventud.
Cualquier hipótesis de un plan de separar a la familia de la actividad gremial queda descartada. No se trata de la familia, se trata de Pablo.
En Independiente el ostracismo del hijo mayor de Moyano es absoluto. No integra la lista con la que su padre buscará la reelección como Presidente (las elecciones fueron postergadas) y, a pesar de ser actual vicepresidente, perdió influencia y poder de decisión. Su interna con Héctor Yoyo Maldonado, secretario general, se agudizó hasta plantear un escenario de “él o yo”. Ya se sabe como Hugo saldó ese dilema.
La mirada detenida de la nueva lista electoral en Independiente ofrece otra clave: allí aparece Liliana Zulet como candidata a vocal titular. Que ella y su hijo Jerónimo ocupen espacios en las diferentes actividades de su marido explica en parte el alejamiento de Pablo, quien además espera una definición judicial en la causa por la “asociación ilícita” que, según investigó el fiscal Scalera, formó con el ex jefe de la barra brava, Bebote Alvarez, entre otros. El sobreseimiento fue apelado y debe resolver la Cámara.
Sin embargo, en Independiente señalan como el elemento determinante de su salida el vínculo con los representantes de futbolistas Christian Bragarnik y Fernando Hidalgo. Y con un dato administrativo como clave: los únicos habilitados legalmente para firmar contratos en el club son el presidente y el secretario general (Hugo Moyano y Héctor Maldonado), pero en los últimos años habrían aparecido documentos, acuerdos y contratos de futbolistas vinculados a Bragarnik e Hidalgo rubricados con la firma de Pablo. Demostrar que lo hizo en ausencia de su padre, y por lo tanto habilitado como vicepresidente, es su única posibilidad de evitar futuras denuncias.
En la búsqueda de razones del quiebre se corporiza una vez más Liliana Zulet. Sus permanentes cortocircuitos con Pablo por la situación financiera de la obra social de los camioneros (OSCHOCA) gerenciada por la empresa IARAI, que pertenece a la esposa de Hugo, desgastaron el vínculo.
La crisis combina la búsqueda de espacios de poder y negocios con complicadas relaciones familiares. Las actitudes prepotentes de Pablo Moyano quebraron también la relación con sus hermanos Hugo Jr., con el ex diputado Facundo (Pablo no estuvo en su casamiento en octubre pasado) y con Jerónimo.
Desde su lugar en el triunvirato que conduce la CGT, Pablo intentará disimular su creciente pérdida de sustentabilidad como dirigente.