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Un avión que unía Nueva York – Roma viajó con los dos pilotos durmiendo
Miedo en el aire
La ofensiva de Vladimir Putin se refuerza en el este y el norte del país invadido. Dura advertencia a Occidente por el envío de armas.
“Es una respuesta de Putin que quiere además involucrar a Bielorrusia en la guerra”, dijo un alto jefe militar del estado mayor ucraniano.
El jefe de la comisión de Defensa de la Duma, el Parlamento de Moscú, dijo que las fuerzas militares de su país podrían castigar las infraestructuras ucranianas y las instituciones del gobierno de Kiev si EE.UU. y los otros países occidentales consignan lanzamisiles de largo alcance.
“El presidente Putin ya comentó la situación que emergerá con la llegada de nuevos armamentos. Yo puedo solo agregar que cuanto más largo sea el alcance de los armamentos, más avanzaremos hacia adelante la línea de ataque de nuestro territorio”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores ruso Lavrov.
La semana pasada EE.UU. anunció que abastecerá de sistemas lanzamisiles Himars, con una portada de 80 kilómetros, a los combatientes ucranianos, que están luchando a la defensiva en la región del Donbas y necesitan armas nuevas que les permitan golpear en profundidad las posiciones rusas.
Gran Bretaña suministrará sistemas de lanzamisiles M270 Mlrs “que aumentarán significativamente la capacidad de las fuerza ucranianas», señaló en un comunicado el Ministerio de Defensa británico.
El titular de ese ministerio, Ben Wallace, dijo que “si la comunidad internacional mantiene su apoyo, Ucrania podrá vencer».
“La estrategia de Rusia está cambiando y también nuestro apoyo debe cambiar”, destacó Wallace. “Las nuevas armas permitirán a los ucranianos protegerse mejor del uso brutal de la artillería de largo alcance que las fuerzas de Putin han utilizado indiscriminadamente para arrasar al suelo las ciudades», remarcó.
El apoyo militar británico a Ucrania suma hasta ahora el equivalente a 874 millones de euros.
La amenaza de un ataque combinado ruso-bielorruso por el norte de Ucrania centrado en la capital, Kiev, de más de dos millones de habitantes, coincide –y no es una casualidad-, con las declaraciones muy belicosas del ex presidente ruso, Dimitri Medvedev, que se sentó en el sillón presidencial en el período 2008/2012 para cuidárselo a Vladimir Putin, que debió refugiarse en el papel de primer ministro porque entonces una disposición constitucional no permitía más de dos períodos de Presidente.
Buenos Aires, 7 jun 2022.(caraycecaonline.com.ar) Putin reconquistó la presidencia hasta ahora y Medvedev pasó a ser vicepresidente del Consejo Nacional de Seguridad debajo del jefe del Kremlin.
Medvedev no podía decir lo que dijo sin antes consultar a Putin. La amistad política entre ambos permite suponer que su segundo diga lo que el presidente no puede abiertamente anunciar.
Medvedev fue claro: “Odio a los occidentales. Son bastardos y degenerados. Quieren la muerte para nosotros, para Rusia. Mientras estaré vivo haré lo posible para que desaparezcan”.
La consideración de los occidentales como “degenerados” alude a una declaración de otro gran personaje cercano a Putin, el patriarca ortodoxo Kirill, que en una declaración expresó su apoyo total al presidente ruso en su lucha sagrada contra Occidente, al que acusó de pretender imponer a los otros las fiestas de homosexuales, el llamado orgullo gay.
La escalada verbal acompaña el agravamiento de las tensiones bélicas por de las más de diez mil sanciones aplicadas por los países occidentales contra Rusia por la invasión a Ucrania, para debilitar la economía y las finanzas rusas.(www.caraycecaonline.com.ar)
Roma, corresponsal
Rusia ataca con fiereza la zona del Donbás
Rusia responde al envío de nuevos armamentos de Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países occidentales a Ucrania para detener la ofensiva de las tropas de Moscú en el Este. El estado mayor ucraniano denunció que en el sur de Bielorrusia, confinante con el norte de su país, rusos y bielorrusos están acumulando 80 mil soldados de infantería reforzados por sistema misilísticos terra-aire S400, centenares de aviones de combate y misiles balísticos Iskander.
Una probable invasión desde el norte, similar a la que inició la ocupación de Ucrania el 24 de febrero, no puede tener otro objetivo que Kiev, la capital, que está a una relativa escasa distancia de la frontera.
“Es una respuesta de Putin que quiere además involucrar a Bielorrusia en la guerra”, dijo un alto jefe militar del estado mayor ucraniano.
El jefe de la comisión de Defensa de la Duma, el Parlamento de Moscú, dijo que las fuerzas militares de su país podrían castigar las infraestructuras ucranianas y las instituciones del gobierno de Kiev si EE.UU. y los otros países occidentales consignan lanzamisiles de largo alcance.
“El presidente Putin ya comentó la situación que emergerá con la llegada de nuevos armamentos. Yo puedo solo agregar que cuanto más largo sea el alcance de los armamentos, más avanzaremos hacia adelante la línea de ataque de nuestro territorio”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores ruso Lavrov.
La semana pasada EE.UU. anunció que abastecerá de sistemas lanzamisiles Himars, con una portada de 80 kilómetros, a los combatientes ucranianos, que están luchando a la defensiva en la región del Donbas y necesitan armas nuevas que les permitan golpear en profundidad las posiciones rusas.
Gran Bretaña suministrará sistemas de lanzamisiles M270 Mlrs “que aumentarán significativamente la capacidad de las fuerza ucranianas», señaló en un comunicado el Ministerio de Defensa británico.
El titular de ese ministerio, Ben Wallace, dijo que “si la comunidad internacional mantiene su apoyo, Ucrania podrá vencer».
“La estrategia de Rusia está cambiando y también nuestro apoyo debe cambiar”, destacó Wallace. “Las nuevas armas permitirán a los ucranianos protegerse mejor del uso brutal de la artillería de largo alcance que las fuerzas de Putin han utilizado indiscriminadamente para arrasar al suelo las ciudades», remarcó.
El apoyo militar británico a Ucrania suma hasta ahora el equivalente a 874 millones de euros.
La amenaza de un ataque combinado ruso-bielorruso por el norte de Ucrania centrado en la capital, Kiev, de más de dos millones de habitantes, coincide –y no es una casualidad-, con las declaraciones muy belicosas del ex presidente ruso, Dimitri Medvedev, que se sentó en el sillón presidencial en el período 2008/2012 para cuidárselo a Vladimir Putin, que debió refugiarse en el papel de primer ministro porque entonces una disposición constitucional no permitía más de dos períodos de Presidente.
Putin reconquistó la presidencia hasta ahora y Medvedev pasó a ser vicepresidente del Consejo Nacional de Seguridad debajo del jefe del Kremlin.
Medvedev no podía decir lo que dijo sin antes consultar a Putin. La amistad política entre ambos permite suponer que su segundo diga lo que el presidente no puede abiertamente anunciar.
Medvedev fue claro: “Odio a los occidentales. Son bastardos y degenerados. Quieren la muerte para nosotros, para Rusia. Mientras estaré vivo haré lo posible para que desaparezcan”.
La consideración de los occidentales como “degenerados” alude a una declaración de otro gran personaje cercano a Putin, el patriarca ortodoxo Kirill, que en una declaración expresó su apoyo total al presidente ruso en su lucha sagrada contra Occidente, al que acusó de pretender imponer a los otros las fiestas de homosexuales, el llamado orgullo gay.
La escalada verbal acompaña el agravamiento de las tensiones bélicas por de las más de diez mil sanciones aplicadas por los países occidentales contra Rusia por la invasión a Ucrania, para debilitar la economía y las finanzas rusas.
Roma, corresponsal